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jueves, 26 de mayo de 2016

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XXVI (parte III)

por Zedekiel

Dhammapada: Consejos Del Buddha
 
Capítulo XXVI 

Aquel Que Se Ha Encontrado A Sí Mismo

(parte III)
 
Aquel que se conoce a sí mismo, trata de incentivar en los otros el deseo profundo del espíritu interno, de cada uno de ellos.

Aquel que se conoce a sí mismo, tiene como único interés el servicio al prójimo, tratando de que los demás se interesen por encontrar la verdad, dentro de ellos mismos.

Aquel que se conoce a sí mismo, hace en este mundo lo necesario, más allá del bien y del mal, sin establecer lazos con ellos.

Aquel que se conoce a sí mismo, simplemente es.

Aquel que se conoce a sí mismo, ha encontrado su propio sentido y lo sigue, ya no existen orillas para él, reflexiona lo necesario, no cree en nada ni en nadie y, sin embargo, confía en la hermandad real de los Seres que viven desde su interioridad, es libre y totalmente responsable de sí mismo y sólo expresa alegría incomprensible para el resto, que no desea comprenderlo, ni comprenderse a sí mismo.

Aquel que se conoce a sí mismo, camina por el mundo, deseando hacer lo necesario.

Aquel que se conoce a sí mismo, sólo sigue sus senderos profundos, y su deseo es hacer sólo lo necesario.

Aquel que se conoce a sí mismo, ya no depende de la opinión de otros Seres humanos, no se subordina ante la opinión de dios alguno: la única opinión valedera, es la de su Ser interno.

Aquel que se conoce a sí mismo, ya no huye del dolor o del placer, elije qué vida llevar en este mundo y en cualquier otro mundo, ya no necesita huir, dado que se ha encontrado a sí mismo.

Aquel que se conoce a sí mismo, sabe, hace lo necesario para sí y ante los otros, y se sostiene por sí mismo.

Aquel que se conoce a sí mismo, sigue su propio sendero; los dioses no lo perturban, los espíritus no lo inquietan, la opinión y las acciones de otros Seres no logran alterar su rumbo; sólo de su corazón brota Shraddra: es un Ser humilde.

Aquel que se conoce a sí mismo, sólo se posee a sí mismo y no depende del amor del mundo.

Aquel que se conoce a sí mismo, es en sí mismo, se respeta a sí mismo, hace, sabe, realiza, está en paz con su Ser, no deja nada sin resolver, al hacer lo necesario: es.
A aquel que se conoce a sí mismo, ya no le interesa quién fue; no confía en sus visiones; tiene su vida siempre por delante e ignora su destino; en consecuencia, lo forja desde su constante aquí y ahora, como única posibilidad; tomó conciencia de su grado real de ignorancia y eso ya no lo asusta, sino que le da paz; sabe lo que sabe y lo que no sabe y es sincero para con él mismo y los otros, y no lo oculta ante sí mismo y ante los demás.
 

jueves, 10 de diciembre de 2015

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XXVI (parte II)

por Zedekiel


Dhammapada: Consejos Del Buddha
 
Capítulo XXVI
Aquel Que Se Ha Encontrado A Sí Mismo

(parte II)

Un Ser que se conoce a sí mismo no puede hacer que otro Ser se conozca a sí mismo: esto sólo puede ser logrado por esfuerzo propio. La verdadera riqueza consiste en ser; pobre es aún el que no se ha encontrado todavía a sí mismo.

Aquel que se ha encontrado a sí mismo, carece de apego, el temor no lo hace temblar, conoce la libertad y la responsabilidad de ser.

Aquel que se conoce a sí mismo, ya no necesita de sostenes externos: él se sostiene por sí mismo.

Aquel que se conoce a sí mismo, no tiene necesidad de ofender y no se siente ofendido. La fuerza reside en él y, aunque un ejército lo derrotara, él no estaría derrotado, pues habría hecho lo necesario.

Aquel que se conoce a sí mismo, ha encontrado la libertad y es libre, es un hacedor, sus defectos no lo atan, es armónico, satisfecho en sí mismo y de las circunstancias, ha encontrado la paz, aun en esta existencia corporal.

A aquel que se conoce a sí mismo, el apego no lo ata como agua sobre una hoja de loto, como una semilla de mostaza sobre la punta de una aguja.

Aquel que se conoce a sí mismo, ya ha puesto fin y ha aprendido todo lo que el sufrimiento podía enseñarle, se ha quitado de encima aquellos pesos que no le pertenecían y ya nada lo ata, ni a este mundo ni al otro mundo.

Aquel que se conoce a sí mismo, ha encontrado el conocimiento de lo profundo y su sabiduría; sólo realiza el camino necesario y ha obtenido el logro.

Aquel que se conoce a sí mismo, no siente disgusto al moverse tanto entre los legos como entre los mendicantes, va a aquellos lugares donde necesita ir o donde lo necesitan, de acuerdo a su justo discernimiento interior: sólo desea lo necesario.

Aquel que se conoce a sí mismo, respeta la necesidad de los otros seres como sagrada, ya sean débiles o fuertes, astutos o inteligentes, compasivos o violentos, materialistas o espirituales, apegados o desapegados, tratando de no interferir en el destino decidido por el otro, para sí mismo.

Aquel que se conoce a sí mismo, es justo con los intolerantes, paciente con aquellos que critican y lleno de Shraddra entre los apasionados.

Aquel que se conoce a sí mismo, ya no necesita de la ira, del odio, del orgullo y/o de la envidia como sus necesarios instructores.

Aquel que se conoce a sí mismo, habla sin traicionarse, instruye orientando y, así, nadie debería sentirse ofendido.
Aquel que se conoce a sí mismo, ya no necesita nada para sí, sino que su necesidad es la necesidad del prójimo, en su justa y necesaria medida.
 

domingo, 6 de septiembre de 2015

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XXVI (parte I)

por Zedekiel

Dhammapada: Consejos Del Buddha
 
Capítulo XXVI

Aquel Que Se Ha Encontrado A Sí Mismo
(parte I)
 
La corriente mundana, con su fuerza, ya no te arrastra; tu deseo ya no es de este mundo; sigues los designios de tu corazón y los del Ser que en él habita. Has comprendido la relatividad del mundo manifiesto, has encontrado la verdad de tu Ser inmanifiesto.

Aquel que se conoce a sí mismo, ha dejado atrás la orilla del que era y ha alcanzado la orilla del que sabe que es.

Para aquel que es sí mismo ya no existe esta orilla, aquella orilla o la otra orilla: las orillas ya no existen en él. La sombra de su miedo ya no camina detrás de él, sino delante, habiéndose convertido en su aliado e instructor.

Aquel que es sí mismo,  se manifiesta reflexivo, no posee culpa, refleja y está en paz, es respetuoso en sí mismo y refleja respeto hacia el mundo y los otros, con Shraddra-ha, ha encontrado su sitio y no se lo debe a nadie.

El sol irradia felicidad, la luna irradia ternura, el guerrero irradia valor, aquel que es sí mismo, irradia lo que es.

Aquel que hace lo necesario, es desde sí mismo; su andar es sereno y firme; ha comprendido que sus impurezas y dudas son sus mejores instructores, y el temor es el instructor de instructores.

Aquel que es en sí mismo, enfrenta sus propias batallas, no delegando esa sagrada responsabilidad.

Aquel que es en sí mismo, se instrumenta de su mente; cuando hace lo necesario, el dolor no se presenta.

Aquel que es en sí mismo, se manifiesta a través de su voluntad, su intención, su pensamiento, su palabra y sus acciones necesarias.

Luego que la conciencia se haya encontrado a sí misma y descubierto sus propias necesidades, descubrirá la ley que allí yace.

Un Ser no es conocedor de sí mismo como consecuencia de los años vividos, por la familia a la cual pertenezca o por la clase social; aquel que ha desarrollado discernimiento y que realiza lo necesario, ése es un conocedor de sí mismo.

La apariencia externa es sólo apariencia, si el Ser todavía no se ha encontrado a sí mismo.
La vestimenta tiene poco significado; la apariencia física tiene poco significado; el vivir apartado o en medio de la ciudad tiene poco significado: lo realmente significativo es haberse encontrado a sí mismo.
 
 

jueves, 2 de julio de 2015

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XXV

por Zedekiel


Dhammapada: Consejos Del Buddha
 
Capítulo XXV


El Hacedor


La moderación es necesaria ante lo que se ve, ante lo que se escucha, ante lo que se percibe y también en lo que se dice.

Es bueno moderar la sensibilidad, el habla, los pensamientos, en todo aquello que sea necesario. El caminante, el hacedor, debería moderar tanto sus actitudes internas como sus acciones.

Aquel que es moderado en su mente, aquel que es moderado en sus emociones, aquel de moderado espíritu y de moderada alma, moderado en el hablar; aquel que, habiendo encontrado moderación en sí mismo, se ha encontrado a sí mismo, a ése se lo considera caminante.

El caminante de moderado habla, que ha encontrado humilde sabiduría en su interior, que comparte su conocimiento y su entender, su palabra es dulce y contenedora.

Aquel Ser, que ha encontrado la verdad interior, reflexionando en dicha verdad, en medio de ella, actúa desde sí.

Que sostenga y valore, lo que ha encontrado; en él no hay envidia; un caminante que envidia a otros, todavía no se ha encontrado a sí mismo.

Un caminante que poco posee, respeta lo que tiene y alcanza respeto dado por el mundo; así va purificándose a sí mismo.

Aquel que ya no se identifica con aquello que fue y no lamenta lo que ya no es, considerando sólo esencialidades, de ése se puede decir que está en su camino.

El caminante que actúa con amabilidad, que es calmo como consecuencia de estar en sí mismo, ya ha encontrado su sitial, viviendo el regocijo interior.

¡Oh, caminante, deshazte de lo innecesario en tu mochila! Si así lo hiciste, tu paso será más ligero; deja de lado el apego pasional, no te entregues al odio, y el amor trascendente será tu aliado.

No te dejes arrastrar por las impresiones de los cinco sentidos, instruméntate del sexto sentido, el sentido del alma trascendente y, a través de él, manéjate.

Trata de percibirte a ti mismo, caminante, y no te descuides, porque, si te pierdes, ayudarás a otros a perderse en el camino. No dejes que tu conciencia vague apegada a tu naturaleza inferior, porque si así te descuidas, la pesada bola de acero de tu grillete te estancará a ese sitio y sólo te acarreará dolor, tristeza y desazón, nublando tu entendimiento.

Sin conocimiento no hay guía segura; sin guía interior segura, nunca se alcanzará la sabiduría.

Un caminante que ha vaciado su hogar de objetos innecesarios, haciendo que su mente participe de su paz interior, se regocija en el hallazgo de esa verdad.

Aquel caminante que ha descubierto lo temporal en lo temporal y lo superfluo en lo superfluo, es porque ha encontrado al profundo intemporal.

Caminante, trata de escuchar estos consejos, de alguien que se equivocó antes que tú: estate atento hacia dónde diriges tus cinco sentidos y subordínalos al sexto (el del alma trascendente), aprende a respetarte a ti mismo y a los demás, moderado al seguir tu propio sentido; préstale atención a tus compañeros de ruta y aconseja sólo lo necesario, no antes de haber observado.

Deberíamos vivir dando en equidad y justicia, siendo operativos en nuestro vivir; luego, al tornarnos armónicos, el sufrimiento se desvanecerá.

Así como las plantas, al llegar el verano, pierden sus flores, así la conciencia debería trascender su propia pasión y el generar odio.

El caminante que ha armonizado su cuerpo, su habla, su mente, su intención, y ha dado respuesta a su necesidad profunda e inegoísta, ha encontrado la paz en sí mismo como respuesta. Su necesidad inegoísta ha sido satisfecha y camina libre por el mundo.

Trata de despertarte a ti mismo, haz el esfuerzo; examínate por ti mismo; así, protegiéndote a ti mismo, atento a las distintas realidades, vivirás en el regocijo de la responsabilidad de tu propia vida, la única que tienes.

El Ser trascendente es la esencia del espíritu interno; el Ser trascendente es el hogar y refugio del espíritu interno; deja que él, que eres tú, manifieste su armonía en ti siendo uno con él.

El caminante que ha encontrado armonía en su interior y paz, siguiendo la ética de su espíritu interno y realizando lo necesario, halló el logro esperado, el primero de muchos peldaños que se abren ante su paso (Brahma-Samipya).

Aquel que, aunque joven caminante, ha encontrado, sigue y persiste en su sentido interior, haciendo lo necesario, comparte su logro con los demás y no lo guarda para sí, como una necesidad imperiosa.



miércoles, 31 de julio de 2013

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XXIV (Parte IV)

por Zedekiel

Dhammapada: Consejos Del Buddha
 
Capítulo XXIV 
Lo Necesario
(parte 4)
 
“Me he conquistado a mí mismo, he comprendido, me he convertido en un hacedor, mis errores sólo me pertenecen a mí, sólo así he logrado liberarme. Tuve que aprender de mí mismo; compartiré lo aprendido sólo si así los otros lo quieren. No avasallaré nunca el sagrado derecho a elección que cada uno tiene.”

La ley yace en mi interior, su dulzura excede a todas las dulzuras; el regocijo de la ley es el origen de todos los regocijos: ésa es la única sed que me queda.

Los placeres sin esencia, destrozan a la conciencia del tonto. El tonto es su propio enemigo.

Los campos están dañados por la falta de amor a ellos; la humanidad sólo se daña a sí misma y ella por sí misma decide qué hacer. El encontrar y manifestar el fervor y la pasión espiritual trae regocijo a su descubridor.

Los campos están dañados por la falta de amor a ellos y por las conciencias concentradas en el odio. El único don real es simplemente amar.

Los campos están dañados por la falta de amor a ellos; la vanidad carece de amor: sepan las conciencias qué hacer.

Los campos están dañados por la falta de amor a ellos; aprendan, en lo posible, los Seres a amar.
 
 

sábado, 1 de junio de 2013

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XXIV (Parte III)

por Zedekiel

Dhammapada: Consejos Del Buddha
 
Capítulo XXIV
 
Lo Necesario
(parte 3)

Aquellos Seres que aún no han logrado darle contenido esencial a sus pasiones, desde su espíritu, bajan corriendo por el arroyo de los deseos temporales, así como una araña baja corriendo por la telaraña que ella misma ha hecho, por su propia necesidad; cuando ellos ya no necesiten esto, enfocarán su conciencia en otras necesidades distintas.

Aquel que se ha encontrado a sí mismo ya no tiene necesidad de seguir aferrado al pasado, ha recuperado el presente y ya se encuentra en la otra orilla; si te has liberado de tu necesidad, te has hecho cargo de ti mismo y eres un Ser libre.

Si un Ser se encuentra sacudido por sus propias dudas, lleno de indecisiones, inoperante y anhelando desde lo más profundo de su Ser, una resolución liberadora, su sed de reencuentro consigo mismo se acrecentará cada día más, garantizando así el logro necesario.

Si un Ser se ocupa de ir en busca de la causa de sus dudas y trata de resolverlas, en forma operativa, descubriendo que la mente sólo produce situaciones laberínticas para hacerlo perder y aprender, habrá descubierto al gran engañador, su método, y habrá encontrado al creador de sus cadenas, que es él mismo y sólo, él mismo.

Aquel que se ha encontrado a sí mismo y actúa desde sí, ya no tiene por qué temblar, salvo por su propia indecisión. Ha ingresado a la vida real, se ha hecho cargo de su propio Ser.

Aquel que ha calmado la sed, al encontrarse a sí mismo, cuyos afectos reflejan esencialidad, aquel que se ha convertido, por esfuerzo propio en un Ser honesto, ése elige su propio destino y es totalmente responsable de su sentido de vida.


 

miércoles, 29 de mayo de 2013

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XXIV (Parte II)

por Zedekiel

Dhammapada: Consejos Del Buddha
 
Capítulo XXIV
 
Lo Necesario
 
(parte 2)
 
Los Seres reencarnantes buscan una y otra vez la experiencia necesaria que, vida tras vida, les permitan despertar la posibilidad de la luz del discernimiento.

Los Seres humanos, llevados por la sed de experiencia necesaria, van de un lugar a otro, tratando de encontrar el sentido de vida, que les permita encontrarse a sí mismos.

Que el Ser humano se esfuerce, en encontrar la senda que lo conduzca a sí mismo y, así, la pasión por ser, florecerá naturalmente.

Aquel que, habiéndose encontrado a sí mismo, todavía no logra sostenerse en ese sitial, volverá a perderse necesariamente, dado que, a partir de ese momento, el mundo se encargará de ponerlo a prueba, haciéndole ganar firmeza interior, en un grado superlativo.

Aquellos Seres que han logrado encontrarse a sí mismos, no definen como cadenas a las formadas por hierro, madera o cáñamo, sino que perciben como propias las preocupaciones por las piedras preciosas y los anillos, por los hijos y los esposos.

Aquellos que han logrado encontrarse a sí mismos, denominan como fuerte, a aquella cadena que arrastra, hace ceder, pero que es difícil de deshacer; después de haber desvanecido estas cadenas, el Ser halla libertad en este y en todos los mundos.
 
 

jueves, 25 de abril de 2013

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XXIV

por Zedekiel


Dhammapada: Consejos Del Buddha
 
Capítulo XXIV
 
Lo Necesario
(parte 1)

La sed de conocerse, que surge del inconsciente de un Ser, que todavía no se ha encontrado a sí mismo, lo lleva de vida en vida, a saciar su necesidad.

Aquel que, gracias a su sed, encuentra el propio sentido en este mundo, ha logrado encontrar el lago de sus anhelos profundos luego de una larga marcha a través de una selva impenetrable.

Gracias a esta profunda sed del Ser, difícil de ser vencida, ya los sufrimientos no hacen mella en él: ha ingresado a la realidad de su destino, y en él impera la paz emergente, como la encontrada por un loto en un estanque de serenas aguas, derramándose el rocío de su corazón, para incrementar y satisfacer la necesidad del mundo.

Sólo la voz silenciosa que anida en la profundidad del Ser, como clamor de honestidad, debería ser escuchada por el Ser; ella expresa la necesidad que es origen de la sed profunda del reencuentro esperado. Gracias a la audacia y al arrojo del Ser, el gran tentador ya no ejerce poder sobre él: el gran ilusionista yace vencido.

Al igual que un árbol que, aunque haya sido talado, se mantiene firme mientras su raíz esté intacta, y vuelve a crecer, así la sed de la necesidad vital volverá a florecer y ya no habrá más lugar para el dolor.

Aquel Ser humano, cuya necesidad de pasiones inferiores, todavía no ha sido totalmente satisfecha, persistirá en ese sendero mientras aún así lo necesite, hasta obtener las enseñanzas que su conciencia le reclame.

Los canales de vida corren por doquier, como brotes de hiedra en primavera. Siguen su sentido hasta la raíz, hasta encontrar la profundidad de su sabiduría.

 

miércoles, 20 de marzo de 2013

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XXIII

por Zedekiel

Dhammapada
Consejos Del Buddha

Capítulo XXIII
El Respeto

Silenciosamente, la conciencia se enfrenta al destino que ella misma se forjó, como el elefante enfrenta las flechas que parten de los arcos de aquellos, que se consideran a sí mismos como su enemigo, ya que ése es el sentido de la prueba.

El guerrero lleva un elefante disciplinado a la batalla, el gobernante lleva un elefante disciplinado a la batalla. Aquel que se disciplina a sí mismo, posee el conocimiento necesario para enfrentarse silenciosamente a su destino.

Los animales de carga son los pertinentes, si están bien disciplinados, como así también los nobles caballos de pura sangre y los elefantes de grandes colmillos; mas aquel que se adiestra a sí mismo, es de real utilidad a la labor de la necesidad de la propia conciencia.

Ningún animal de carga o vehículo podrá llevar al Ser al destino que lo aguarda; sólo el Ser, luego de persistir en una sacrificada autodisciplina de entrega y abnegación, podrá lograrlo si así se lo propusiese. Sólo de él depende y nada más.

El noble elefante, de longeva sabiduría, difícil de esclavizar, no prueba bocado cuando se encuentra encarcelado: ese elefante añora su sitio en el bosque, junto a sus hermanos de ruta en la vida.

Si un Ser se alimenta en demasía, si duerme más de lo necesario, envolviéndose en su pesar y abrumado por la desesperanza, está creando las condiciones de futuras vidas.

La mente del Ser está acostumbrada a vagabundear más allá de todo límite, mas la necesidad consciente es la de instrumentarse de ella, transformándola en un vehículo disciplinado y atento a la necesidad del Gobernante Interno.

El Ser irreflexivo no tiene capacidad para vigilar a sus pensamientos y no logra discernir lo necesario.

Si un Ser encontrara en su sendero a un acompañante prudente y probo, podría compartir la marcha con él, estableciendo una relación de sano respeto mutuo.

Si así no fuera, lo aconsejable es que, siendo leal a su sentido, continúe solo para, así, no traicionar a su sagrada necesidad interna, en bien de todos.

Es mejor permanecer en el propio sitio, no dejando que otros perturben la tarea. Lo deseable es sostener el respeto por sí mismo y por el propio sentido.

Si una ocasión así lo amerita, la necesaria amistad surgirá espontáneamente; lo necesario es gratificante, cualquiera sea su causa: produce regocijo al corazón del Ser; cinco segundos antes de la muerte, el Ser es consciente del valor de la propia vida: él sabe.

Gratificante es para el mundo que los Seres desarrollen su accionar, de acuerdo al propósito que ellos esperan de sí mismos, desde lo profundo de su Ser, sagrada necesidad.

Regocijante es el cumplimiento del deber interior, regocijante es la lealtad al Ser interno; regocijante es el ejercicio del derecho del servicio a la necesidad del otro, regocijante es el cumplimiento de lo necesario.


 

martes, 19 de febrero de 2013

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XXII

por Zedekiel

Dhammapada
Consejos Del Buddha

Capítulo XXII
  El Mundo Concreto
 
Aquel que se miente a sí mismo, tendrá que rever su actitud en algún momento, como así también aquel que niega un acto que sí ha realizado. Aquellos que así obran tendrán, en algún momento, que rever su actitud.

Muchos Seres que a sí mismos, se sienten como religiosos, todavía no lo son, puesto que no se han religado a sí mismos. La observancia de la ley no siempre se condice con la Ley Interna.

La religiosidad externa debería ceder un sitial de honor al Íntimo del Ser.

Ser imprudente que aún no discierne entre el amor verdadero y la pasión sin esencia, debería aprender a no mentirse a sí mismo, a no mentirle al prójimo, a aprender de esa insuficiente relación y llegar a ser más honesto con él mismo, para lograr una comunicación y una unión verdadera con otro Ser porque, si no, viviría como si estuviera muerto y ayudaría a otro a seguir sus pasos.

Existe el equivocarse y el camino de la experiencia necesaria: ambos posiblemente sean uno; existe el placer que no posee esencia. El Interno busca por caminos aparentemente ilógicos, el sendero hacia la verdad. Por lo tanto, todo es necesario.

Así como un manojo de pasto incorrectamente tomado, al tirar, daña la mano de un Ser, así la religión practicada con ligereza deja su huella en la conciencia, con la profundidad y la impronta necesaria de su enseñanza.

Un acto realizado sin discernimiento interno, una palabra no cumplida y la duda a sabiendas del error, sólo conllevan al consecuente aprendizaje, que brinda la lección de lo ya actuado.

Si algo está por ser hecho, lo mejor es que sea realizado. Que se realice. El retraso en tal proceder sólo lleva a una mayor necesidad de resolución, con el tiempo.

Una acción incorrecta es preferible a no hacerla, pues lo siguiente, aunque tarde mucho tiempo, será la toma de conciencia de tal hecho. Una acción correcta es el paso siguiente en el aprendizaje de la conciencia. Y con el tiempo el Ser comprenderá que todo es necesario.

La atención hacia sí mismo, es lo que la conciencia aconseja al Ser; la atención hacia el prójimo sería deseable luego de alcanzar el punto anterior, y no antes.

La vergüenza es parte del lenguaje del Íntimo, discernir sobre la verdadera causa, limpiaría la comprensión sobre la realidad de la esencia de lo actuado.

El temor es el instructor del Ser; deberíamos tomarnos todo el tiempo posible para observar, esclarecer y encontrar su verdadera enseñanza y naturaleza.

Si un Ser se prohíbe algo a sí mismo y, a la vez, prohíbe a otros, acrecentará la validez de la prueba de crecimiento. Sólo el Ser debería aconsejar al Ser.

Aquellos Seres que, enfrentándose a lo prohibido, buscan la verdad, seguramente la hallarán por sí mismos.
 
 

jueves, 10 de enero de 2013

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XXI

por Zedekiel

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Consejos Del Buddha

Capítulo XXI
  Miscelánea
 
Si un Ser ha encontrado su propósito de vida, sería recomendable que empezara a dar pequeños pasos, hacia su objetivo.

El odio llena gota a gota un vaso hasta colmarlo de odio. Al rebalsar, ayuda a llenar otros vasos de odio. Este accionar nunca traerá aparejada felicidad ni alegría: sólo aportará más odio.

Se descuida lo que debería ser hecho; lo que no debería ser hecho, forma parte importante de nuestras vidas. Los deseos personales en los Seres, siempre buscan incrementarse: necesitan sobrevivir a toda costa.

Aquellos Seres que permanecen vigilantes de sí mismos, desde sí mismos en este mundo concreto, y están atentos a la necesidad, cumpliéndola como deber natural, y no cejan en el esfuerzo, no perciben la influencia de sus deseos personales, ni son manejados por ellos.

Un Ser, en su conciencia espiritual, no sufre daño al dejar atrás a toda una familia, ni al cumplir con su deber de soldado y ejecutar a las huestes enemigas junto con su comandante y destrozar, a su rey.

Un Ser, en su conciencia espiritual, no sufre daño al dejar atrás a toda una familia, tampoco al cumplir con su deber, en legítima defensa, al eliminar a los gobernantes de un reino, para hacer respetar la soberanía de un pueblo, si así lo considerara justo, y a un Ser ilustre desleal a su investidura.

Aquellos que van en busca de su luz interior, están siempre atentos a la voz de su silencioso consejero: él siempre vela en sus vidas.

Aquellos que van en busca de su luz interior, están siempre atentos a la voz de su silencioso consejero, cuyo sabio decir, los orienta de acuerdo a lo necesario, la ley que a ambos entrelaza desde el principio de los tiempos, guiándolos hacia la eternidad, siempre presente en el aquí y ahora.

Aquellos que van en busca de su luz interior, están siempre atentos a la voz de su silencioso consejero, y contenidos en su sagrado templo interior.

Aquellos que van en busca de su luz interior, están siempre atentos a la voz de su silencioso consejero, a la par que nunca descuidan su cuerpo, siendo éste tan sagrado como su espíritu.

Aquellos que van en busca de su luz interior, están siempre atentos a la voz de su silencioso consejero y su conciencia se mantiene enfocada en actitudes justas y compasivas.

Aquellos que van en busca de su luz interior, están siempre atentos a la voz de su silencioso consejero y su conciencia se mantiene enfocada, meditativa y concretamente, en su aquí y ahora atemporal.

Es difícil mantenerse en el mundo siendo Uno Mismo, sin despreciar la alegría que el mundo nos ofrece en su manifestación; no es simple ser leal a las necesarias leyes de la interioridad y compartir con los demás, nuestra vida, también de acuerdo a su necesidad, el servicio necesario y la hermandad real.

Aquel que ha encontrado su sitial y que, consecuentemente, respeta el de los demás en las relaciones humanas y con los demás reinos, despierta respeto por el mismo respeto, que él se brinda a sí mismo y a los demás.

Los Seres justos son percibidos en la multitud; los Seres injustos son evitados por el alma pura de las multitudes.

Sólo aquel que permanece solitario, velando desde su templo interior, disfrutando de la paz que en él reina, puede compartir con otros esa armonía, que no conoce de limitaciones.
 
 

jueves, 22 de noviembre de 2012

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XX

por Zedekiel

Dhammapada
Consejos Del Buddha

Capítulo XX
  El Sentido
 
El Sentido se instrumenta del Noble Óctuple Sendero como llave hacia el portal trascendente, mostrando en las Cuatro Nobles Verdades la realidad a experimentar en este mundo; su enseñanza esencial es aquella que nos conduce al significado del desapego, despertando al Ser humano a una realidad mayor, como posibilidad evolutiva.

A través del hallazgo del Sentido, la inteligencia tiene una posibilidad de desarrollarse. Esfuérzate por percibir el Sentido, que no es externo ni interno, simplemente es; todo lo demás es solamente un estado anterior necesario, que nos prepara para el contacto posible en él.

Al sostenernos y participar del Sentido, el dolor ya no encontrará dónde herirnos. El Sentido no puede ser mostrado por nadie, uno mismo es el que lo alcanza, uno mismo es quien no lo encuentra.

Los que han transitado el Sentido, antes que nosotros, dejan huellas que no se adecuan a nuestros pasos: sólo nosotros podemos transitarlo por nosotros mismos; ni siquiera el anuncio que hacen de él, es confiable para nosotros. Uno de los resultados de ser y participar en el Sentido, es que el portal de la muerte nos comunica, con un mundo que no difiere esencialmente de este.

Toda manifestación en este mundo tiene su fin. Al tomar conciencia de tal realidad, al ampliar la percepción consciente, el Ser queda liberado de la causa temporal del dolor. Es parte de la enseñanza en el Sentido.

El apego a la existencia temporal es causa de pena, tristeza y dolor. Es una primera manifestación de la enseñanza en el Sentido, necesaria a la evolución de los Seres.
El mundo de las formas es vestidura de un Sentido más real.

Aquel que no hace el esfuerzo de tratar de despertarse a sí mismo, cuando el momento ha llegado, dado que su conciencia todavía no ha logrado resolver situaciones temporales, aquel que todavía no está preparado en voluntad y entendimiento, está fabricando una nueva oportunidad de evolución en un futuro posible.

Desde el silencio de la necesidad interior, sería recomendable que el Ser obrara en consecuencia. El Sentido sólo lo conducirá hacia su necesario destino.
El conocimiento hallado, si es veraz, despierta regocijo del Ser interior. La esencia auxilia a la conciencia, a través de esta forma de discernimiento.

Si lo crees necesario y el tiempo ha llegado, tala el bosque de lo que ya no necesitas o déjalo en pie, para que otros se aprovechen de sus frutos.

El amor entre los Seres, debe fluir como vertiente que nutre el alma que los cobija, en forma natural, honesta, sincera, sin segundas intenciones y el Sentido, así, manifestará su regocijo. Las reglas de conducta esclavizan a los Seres que comparten su inseguridad, por no atreverse a ser ellos mismos.

Transforma el amor personal en manifestación del amor puro, que surge por necesidad de tu espíritu interno, comparte tu luz, regocíjate en el Sentido, y la sensación de liberación te habrá alcanzado.

El sitio en el cual nos encontramos, fue elegido por nosotros, para poder vivir la experiencia necesaria.
Todo tiene su término, nada es permanente. ¿Será necesario tomar alguna decisión?
¡Familiares, amigos! ¿Quién podrá ayudar a aquel que no se ayuda a sí mismo?

El Sentido ha de encontrarse en el Sentido mismo, que anida en el interior de los Seres. ¿Quién de nosotros se atreverá?
 
 

martes, 23 de octubre de 2012

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XIX

por Zedekiel


Dhammapada
Consejos Del Buddha

Capítulo XIX
  El Justo
 
El Ser justo nunca se instrumentaría de la violencia, para resolver cualquier situación; tampoco se valdría de ella para distinguir lo correcto de lo incorrecto, ni para orientar a otros. La ley por la cual se guiaría, es la del respeto por su propia esencia y la del prójimo: a esto se lo puede denominar inteligencia.

Un Ser no se convierte en sabio, por la cantidad de información acumulada, como conocimiento, ni por los títulos exhibidos. Sólo puede alcanzarlo a ayudar tal dignidad, el auxilio y el desarrollo de la paciencia, la ausencia de odio y crítica y el enfrentar los propios temores, si es que aún no se han convertido en miedo, y si así fuera, también debería enfrentarlo.

Un Ser no es versado en la ley por mucho que hable y exponga sobre ella, aun en términos académicos. Aunque un Ser sea considerado por otros como iletrado, si él manifiesta y se conduce observándola, es un guardián de la ley, aun sin títulos.

Un Ser no ha entrado a la sabia ancianidad, porque su cabello se haya plateado; pudo haber acumulado años, pero eso no denota profundidad evolutiva.

A aquel en quien, a través del propio esfuerzo, se manifiestan los dones de la veracidad, armonía, suave equilibrio, alegre amor contentivo, respeto por sí mismo y por los demás, moderación, que está libre de culpas y pleno de sosiego y paz en su corazón, se lo reconoce por su nobleza.

El Ser que en sí mismo abriga envidia, egoísmo, deshonestidad e irrespetuosidad, no merece ni tan siquiera ser escuchado, a pesar de sus atentos modales personales.

Aquel que ya ha vencido dichas dificultades, sin que quede ni la raíz de tales afecciones, liberado del odio, convirtiéndose en un Ser noblemente honesto, ese Ser, sí merece el respeto de los otros.

No es por su apariencia, que un Ser logra religarse con su Íntimo. ¿Un Ser así podría ser considerado un noble?

Aquel Ser que ha encontrado el sitial de paz en sí mismo y lo comparte, puede ser respetado como noble; su serenidad es contagiosa.

La apariencia de nobleza, no es nobleza. Todos transitamos el Sentido, pocos lo viven y sólo unos pocos cooperan con él.

Aquel que ha trascendido el falso discernimiento y las consecuencias de tal apego, es un Ser confiable, en su consejo.

No es suficiente con adoptar una postura de silencio, ni vivir en los sonidos que la nada brinda, si uno no es capaz de escucharlos e interpretarlos honestamente; debe, en esas circunstancias, encontrar su propio equilibrio para no teñir de falsedad, su percepción de esa realidad y, aún más, debe interpretar correctamente el Sentido, que de él surge. Así logrará contribuir al equilibrio de la totalidad.

El dañar, no es la actitud de aquel que vive en el respeto de su naturaleza interior. La esencia del Ser, no podría nunca dañar a criatura alguna, dado que el amor y el respeto conforman su sentido vital.

No sólo por prometer, por disciplinarse, por la adquisición de conocimientos e información, ni por efecto de la meditación, ni por haber aceptado el desafío de la soledad, es que se llega al conocimiento de sí mismo. Sólo la honestidad, el respeto y la perseverancia en el esfuerzo, logran que la meta se convierta en el Sentido, con toda naturalidad, sin falsía. Sólo en tu Íntimo puedes confiar.
 
 

jueves, 27 de septiembre de 2012

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XVIII (2da parte)

por Zedekiel

Dhammapada
Consejos Del Buddha

Capítulo XVIII
  Las Impurezas
(2da parte) 

La vida parece fácil de vivir a aquel que no siente vergüenza de su proceder, se vanagloria de sus actitudes, buscando siempre la confrontación inoportuna, faltándole el respeto a la vida misma y a sí mismo.

Para el modesto, la vida es simple y esforzada, plena de sacrificios, dado que él trata de sostener el ideal de lo correcto y lo necesario, manifestando su inteligencia a través del desinterés, de su actitud paciente, su reserva en el trato con los demás y su intervención armonizante.

Aquel cuya falta de sinceridad destruye a su oportunidad evolutiva, tomando de la vida en lugar de compartir y que desea aquello que no necesita,

Embriagando a su Ser, ocultando su cobardía, ha logrado ser eficaz al velarse del verdadero propósito en su vida.

Cuando alcances a discernir que la falta de límites saludables, es no tener conciencia de dónde se está parado y el germen del aislamiento y de la incomunicación humana, deja de ser avaro y bríndate mejores oportunidades de vida.

Los Seres dan de sí mismos, algunos por placer y otros por desinterés; aquellos que limiten este intercambio natural o lo critiquen, comenzarán a apartarse de la senda del buen compartir, natural a la esencia de todos los Seres.

Aquel que no insiste en obrar de acuerdo a lo anterior, encuentra paz en su Ser.

No hay fuego consumidor como la pasión egoísta; no hay mayor depredador que el odio; no hay peor trampa que el desatino; no hay peor desenfreno que el ahogo por avaricia.

Es fácil ver los defectos y el camino a seguir de los otros, lo importante es percibir los propios; los Seres humanos estamos acostumbrados a aventar el aire en el fuego que arde en la paja seca del vecino, para así mejor ocultar la dejadez en la resolución de sus propias responsabilidades, convirtiéndose en un jugador de dado cargado.

Aquel que encuentra con facilidad culpa en el prójimo y se siente ofendido por razones vanas, está cultivando, sin darse cuenta, el jardín de sus propios defectos, acrecentándolos día a día, por descuido.

No se puede crear sendero posible en el mundo de la ilusión y la fantasía; el disfraz es apariencia de lo real. Vanidad, perfume sin esencia. Los buscadores sólo ansían encontrar y reflejar la propia realidad.

No se puede crear sendero posible en el mundo de la ilusión y la fantasía; el disfraz es apariencia de lo real. La vida mortal no es eterna, sólo conocen la eternidad, aquellos que se han encontrado a sí mismos y se regocijan ante el desafío de enfrentar la Nada.


 

miércoles, 29 de agosto de 2012

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XVIII

por Zedekiel y Azrael

Dhammapada
Consejos Del Buddha

Capítulo XVIII
  Las Impurezas
(1ra parte)

Los Seres se asemejan a las hojas secas en otoño; la presencia del fin de la vida a menudo se hace presente y muchos, ante los preparativos de la partida, aún no logramos tener provisión para el viaje.

Desde la fortaleza de tu soledad interior, comienza a tomar decisiones y a concretar. Resuelve. Así, comenzarán a desaparecer tus bloqueos e impurezas. Así, lograrás liberarte a ti mismo y te convertirás en un hacedor de tu propio destino.

Hemos llegado al final de un sendero, y otra nueva posibilidad se abre ante ti. ¿Piensas seguir descansando? Prepárate para un nuevo comienzo.

Desde la fortaleza de tu soledad interior, comienza a tomar decisiones y a concretar. Resuelve. Así, comenzarán a desaparecer tus bloqueos e impurezas. Así, lograrás la meta esperada por la humanidad.

El buscador de sabiduría deberá, por sí mismo, eliminar sus impurezas, como un joyero quita las impurezas de la plata una por una, poco a poco y de tiempo en tiempo.

Así como la impureza que sale del metal, destroza un sable, así las propias obras de un Ser, que no está del todo en lo correcto, lo conducen al Sendero del aprendizaje doloroso.

La falta de perseverancia lleva a la superficialidad; los hogares decaen ante el descuido; la falta de salud es la consecuencia de la indolencia y la comodidad, hija de la falta de decisiones; el defecto de un vigía es la desatención y el descuido.

La inconducta daña a la esencia de los Seres; la avaricia es el defecto de un benefactor desapegado; todos los caminos incorrectos poseen defectos que proveen clara enseñanza.

Hay un defecto que es la esencia de todos los defectos: la ignorancia de sí mismo. Hay, entonces, un solo trabajo en la vida: la eliminación de tal defecto.
 
 

domingo, 29 de julio de 2012

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XVII

por Zedekiel y Azrael

Dhammapada
Consejos Del Buddha

Capítulo XVII
  Manifestando Ira

El Ser humano no se debería dejar envolver por la ira; que se cuide del propio orgullo, que se cuide de tomar por cierto el maquillaje que sus máscaras ofrecen al mundo. El nombre y la forma agradable son disfraces temporales que no denotan particularidad a la esencia; sólo la nada posee, y ni siquiera eso.

El propio contenido de ira no debería manipular el Sentido de vida. El Sentido de vida, sólo debería ser conducido, desde la interna necesidad.

En el Ser humano el amor hace que, sabiamente, la ira no exista; lo incorrecto no hace pie en lo correcto; el altruismo hace que el egoísmo ya no sea necesario, dejando fluir la verdad que anida en su corazón.

Sosteniendo la verdad íntima, la ira no encontrará sostén; es bueno valerse del discernimiento al dar;  así encontrarás el regocijo que estas actitudes despiertan en tu Ser interior.

Los Seres que se han encontrado a sí mismos, ya no desean herir la esencia de otros Seres y actúan en consecuencia. Han encontrado una ley más profunda en el Sentido.

Aquellos que siempre están atentos a la propia esencia y a sus necesidades, que tomen nota de ello. Esforzándose en mantener tal relación consciente, hacen que sus pasiones se esfumen como el humo en el viento.

Esta es una antigua costumbre: la responsabilidad de los acontecimientos siempre se la sitúa en el prójimo. Pocos se hacen cargo de las propias circunstancias, que ellos mismos han fabricado en su vida.

La crítica y la alabanza no son hechos perdurables. ¿Por qué tenerlos en cuenta? ¿Por qué sentirse tocado?

La crítica del mundo es un hecho temporal. La alabanza del mundo es un hecho temporal. El Ser consciente sólo debería cuidarse de sí mismo y, así, colaborará con el mundo.

Trata de manifestar lo necesario y de evitar lo innecesario, pero no olvides que ambos conllevan evolución.

Todo Ser es responsable de lo que dice. Todo Ser es responsable de lo que calla. Todo Ser es responsable.

Uno es responsable de lo que su mente haga; uno es el autor de la intención que manifiestan los hechos.

Uno es responsable de sus propias acciones; uno es responsable de lo que dice; uno es responsable de sus pensamientos. Es deseable estar atento a que las propias intenciones estén de acuerdo con la necesidad del Sentido interno, brindando así paz a la propia esencia. 


viernes, 22 de junio de 2012

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XVI

por Zedekiel y Azrael

Dhammapada
Consejos Del Buddha

Capítulo XVI
 Lo Vano

Aquellos que viven en lo vano, sin discernir una realidad más profunda, aferrándose a placeres temporales o celestes, sólo van por el camino largo en busca de la bienaventuranza.

La causa del placer o el displacer, es el apego a los resultados de las acciones, siendo esto un aprendizaje necesario.

Manifestación de lo real, es el amor desapegado que no crea lazos de dolor entre los Seres y que conduce a la comprensión de una realidad mayor.

Del lazo del apego proviene lo amargo, del lazo del apego proviene el miedo a perderlo; aquel que está libre del placer apegado, no hay dónde la amargura y el miedo encuentren cómo dañarlo.

Del afecto proviene la amargura, del afecto proviene el temor; aquel que está libre de afecto con apego es porque está establecido en el sitial del amor trascendente, que a todo contiene y es contenido.

De las relaciones humanas superfluas, proviene la pérdida de contenido esencial.

Aquel que vive en el amor posesivo, verá que su fruto es el miedo y la amargura; en el amor no posesivo, se encuentra la clave del amor.

La avaricia también es causa de amargura y temor, sólo el dar con discernimiento nos libera y produce el vacío necesario, para retomar la búsqueda de la plenitud.

Habiendo encontrado la inteligencia para hallar lo necesario, lo justo, lo verdadero, haciendo lo correspondiente; es que ese Ser se ha encontrado a sí mismo y se ha hecho comprensivo ante los demás.

Aquel que ha encontrado su objetivo de vida, consultando en lo profundo de su Ser, con total honestidad, cuya mente no logra perturbarlo, ni los apegos confundirlo, ha logrado encauzar un sentido profundo desafiando a la corriente y, sin dudar, se dirige hacia su origen.

Así como la familia, los amigos y la esposa reciben con júbilo, a aquel que ha marchado en cumplimiento del deber necesario, para con todos,

De semejante forma, el resultado de las obras necesarias, recibe a aquel que ha hecho lo justo, y así, él parte de este mundo sin deuda y sin apremios.


 

martes, 29 de mayo de 2012

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XV

por Zedekiel y Azrael

Dhammapada
Consejos Del Buddha

Capítulo XV
Bienaventuranza

La bienaventuranza es un estado del aquí y ahora, el odio es un sentimiento, que no tiene cabida, ni es reconocido como tal en él.
La bienaventuranza es un estado del aquí y ahora, el dolor es algo que quedó olvidado en el pasado; ayudemos a transmutarlo en nuestros semejantes, como un acto de servicio natural y cotidiano.
La bienaventuranza es un estado del aquí y ahora; tratemos de no ser mezquinos con nuestro propio Ser y menos aún con otros, aunque todavía ellos no hayan comprendido esta enseñanza.
La bienaventuranza es un estado del aquí y ahora, el cual, se alimenta desde la nada, de entre todo lo que surge de ella y del universo que respetuosamente oculta.
El logro de la victoria, en sí mismo, encierra el fruto del odio y el recelo. Aquel que ha trascendido los valores de la victoria y de la derrota, vive en bienaventuranza y en paz.
La pasión consume a la percepción necesaria y la ciega; aquel que odia es como si ya estuviera perdido; el profundo dolor excede al del cuerpo; la bienaventuranza real, es aquella que surge del encuentro de la paz interior.
La necesidad interna no satisfecha es la peor de las enfermedades. El más grande de los dolores es el del Ser interior cuando no puede ser escuchado, por aquel que está encargado de satisfacer su noble necesidad; al comprender el mensaje que antecede y actuar en consecuencia, el Ser comienza a acercarse al logro trascendente.
La salud deriva del más grande de los dones, el contento no depende de las riquezas; el confiar en la profundidad del Ser es la única relación confiable, que conduce a la real hermandad entre los Seres, la suma de ambos logros, acerca a la bienaventuranza.
Luego de encontrar en la soledad del mundo interior, la dulzura de la paz, ésta liberará al Ser de los miedos, que ya no existen y lo conducirá hacia lo necesario.
El Ser, al encontrarse a sí mismo, despierta su profunda necesidad de encontrar a otros Seres, para compartir lo hallado y así poder dialogar; la comunidad que surge de ellos, conforma un centro de luz, que a todos lados llega.
Aquel que no discierne, junto a quién debería caminar, es porque todavía no ha alcanzado a respetarse y a comprenderse a sí mismo. Depender de sabios, criticar a los tontos o depender de vínculos externos, tal no es el camino de lo real.
Aquellos que quisieran contactarse con un Ser sabio, inteligente, probo en el conocimiento, alguien que esté más allá de lo temporal, ese que conoce cuáles son sus necesidades profundas y las respeta, van por camino equivocado si lo buscan en lo externo, dado que todas las anteriores, son manifestaciones del espíritu interno y de la esencia.

sábado, 21 de abril de 2012

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XIV

por Zedekiel y Azrael

Dhammapada
Consejos Del Buddha

Capítulo XIV

Buddhha
(O Aquel Que Se Despierta A Sí Mismo)
Aquel cuyo logro proporciona la paz necesaria, que ninguna crítica puede rozar, ha encontrado en su interior la guía de vida necesaria, en el silencio que todo lo sabe, todo lo ve y todo lo percibe, más allá de toda lógica.

A aquel que está seguro de que su sendero es el correcto, aun siguiendo su propio deseo, o a aquel que ha apagado su propio deseo de vida, ¿cómo poder ayudarlos a comprender la decisión necesaria? ¿Qué actitud es la debida? Oriéntanos, Luz del Silencio Interior.

Los dioses perciben y respetan a aquellos Seres que, a través del esfuerzo, la perseverancia y el enfrentamiento de los propios errores (que los han llevado a Ser) mantienen así su posición más allá de las tormentas de este mundo probatorio, compartiendo este logro.

No es fácil el nacer a este mundo; dificultosa es la vida cotidiana; se requiere de gran esfuerzo para encontrar dónde se encuentra la verdad, que expresa el silencio, en lo profundo del Ser, y es allí donde, posiblemente, encuentres al Perfecto Despierto, si te atreves.

Luego del aprendizaje, a través de los errores, sólo a partir de ese momento diferenciaremos lo correcto de lo incorrecto, logrando que la intención sea la apropiada a la necesidad del Ser interior, el portador de luz, el Buddhha.

Aquellos que han logrado despertarse, llaman “paciencia” a uno de los más profundos logros, cuyo objetivo es el aprendizaje a través del camino del sacrificio de sí mismo y de aquellos valores que la humanidad natural tiene por ciertos. La paciencia es la manifestación más palpable y cotidiana de la no-violencia y de la paz interior, que confía, más allá de cualquier duda, en el propósito profundo que yace oculto en el prójimo.

La sugerencia del Íntimo, que espera que nuestra conciencia no se alimente de la crítica, de la violencia egoísta, que viva acorde al sentido interno, que es manifestación de un Sentido Mayor, se trasluce en la forma en que nos nutrimos, dormimos y nos relacionamos con el prójimo. Así, los pensamientos quedan al servicio de aquél (el Íntimo), al igual que las intenciones.

La codicia es el grito desesperado de la conciencia, en el camino de la búsqueda hacia sí mismo. Cuando ella ya no la satisface, ya no tenemos necesidad de seguirla. Todo es necesario.

Otros Seres necesitan de la meta de los placeres celestiales, cuya enseñanza ha de encontrarse al lograr hallarlos. El deseo es la fuerza motriz que impulsa al Ser consciente hacia un nuevo logro y, consecuentemente, a un nuevo despertar. Todo es necesario.

Los Seres humanos, bajo la enseñanza del miedo, buscan refugios temporales: el consejo de los Sabios, los templos, las ermitas autoerigidas… lo externo, hasta encontrar en su propio cansancio al refugio del Ser interior que, con todo y con todos, conforma una Unidad de Vida.

Gracias a estos refugios temporales y a la experiencia que nos brindan los mismos, es que la conciencia comienza a tener la necesidad de la búsqueda, en la profundidad del propio Ser. Todo es necesario.

Aquel que se ha encontrado a sí mismo, fuente de lo necesario, y ha encontrado su sitial, en el silencio de la sugerencia interior, posiblemente encuentre cuatro sabios consejos:

La enseñanza que brinda el dolor, el origen del dolor, el término del dolor, y los pasos necesarios (Noble Óctuple Sendero), que nos acercarían a la conclusión del aprendizaje dado por la escuela del dolor.

En los pasos necesarios, es donde el Ser encuentra seguro refugio, en el camino de la búsqueda de la verdad.

La noble tarea de encontrarse, no es un hecho que se logre con facilidad, pero aquel que así lo realiza, sólo querrá compartir con los demás dicho aprendizaje.

Gran regocijo siente el Ser, luego del contacto del reencuentro; gran alegría despierta el contacto con el portador de la verdad interna. La paz encontrada, es acogedora y perdurable, despertando una devoción de profundo respeto, que se manifiesta como Fraternidad En La Consciencia Trascendente.

Aquel que, frecuenciado consigo mismo, descubre la sintonía fraternal, ya no percibe como lazo en su memoria, las experiencias que lo llevaron a tal contacto trascendente, y el sano discernimiento reina en él; conoce el valor verdadero de la lealtad y el respeto de la camaradería universal; su logro es, un logro fraternal.
 

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