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martes, 29 de mayo de 2012

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XV

por Zedekiel y Azrael

Dhammapada
Consejos Del Buddha

Capítulo XV
Bienaventuranza

La bienaventuranza es un estado del aquí y ahora, el odio es un sentimiento, que no tiene cabida, ni es reconocido como tal en él.
La bienaventuranza es un estado del aquí y ahora, el dolor es algo que quedó olvidado en el pasado; ayudemos a transmutarlo en nuestros semejantes, como un acto de servicio natural y cotidiano.
La bienaventuranza es un estado del aquí y ahora; tratemos de no ser mezquinos con nuestro propio Ser y menos aún con otros, aunque todavía ellos no hayan comprendido esta enseñanza.
La bienaventuranza es un estado del aquí y ahora, el cual, se alimenta desde la nada, de entre todo lo que surge de ella y del universo que respetuosamente oculta.
El logro de la victoria, en sí mismo, encierra el fruto del odio y el recelo. Aquel que ha trascendido los valores de la victoria y de la derrota, vive en bienaventuranza y en paz.
La pasión consume a la percepción necesaria y la ciega; aquel que odia es como si ya estuviera perdido; el profundo dolor excede al del cuerpo; la bienaventuranza real, es aquella que surge del encuentro de la paz interior.
La necesidad interna no satisfecha es la peor de las enfermedades. El más grande de los dolores es el del Ser interior cuando no puede ser escuchado, por aquel que está encargado de satisfacer su noble necesidad; al comprender el mensaje que antecede y actuar en consecuencia, el Ser comienza a acercarse al logro trascendente.
La salud deriva del más grande de los dones, el contento no depende de las riquezas; el confiar en la profundidad del Ser es la única relación confiable, que conduce a la real hermandad entre los Seres, la suma de ambos logros, acerca a la bienaventuranza.
Luego de encontrar en la soledad del mundo interior, la dulzura de la paz, ésta liberará al Ser de los miedos, que ya no existen y lo conducirá hacia lo necesario.
El Ser, al encontrarse a sí mismo, despierta su profunda necesidad de encontrar a otros Seres, para compartir lo hallado y así poder dialogar; la comunidad que surge de ellos, conforma un centro de luz, que a todos lados llega.
Aquel que no discierne, junto a quién debería caminar, es porque todavía no ha alcanzado a respetarse y a comprenderse a sí mismo. Depender de sabios, criticar a los tontos o depender de vínculos externos, tal no es el camino de lo real.
Aquellos que quisieran contactarse con un Ser sabio, inteligente, probo en el conocimiento, alguien que esté más allá de lo temporal, ese que conoce cuáles son sus necesidades profundas y las respeta, van por camino equivocado si lo buscan en lo externo, dado que todas las anteriores, son manifestaciones del espíritu interno y de la esencia.

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