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jueves, 26 de mayo de 2016

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XXVI (parte III)

por Zedekiel

Dhammapada: Consejos Del Buddha
 
Capítulo XXVI 

Aquel Que Se Ha Encontrado A Sí Mismo

(parte III)
 
Aquel que se conoce a sí mismo, trata de incentivar en los otros el deseo profundo del espíritu interno, de cada uno de ellos.

Aquel que se conoce a sí mismo, tiene como único interés el servicio al prójimo, tratando de que los demás se interesen por encontrar la verdad, dentro de ellos mismos.

Aquel que se conoce a sí mismo, hace en este mundo lo necesario, más allá del bien y del mal, sin establecer lazos con ellos.

Aquel que se conoce a sí mismo, simplemente es.

Aquel que se conoce a sí mismo, ha encontrado su propio sentido y lo sigue, ya no existen orillas para él, reflexiona lo necesario, no cree en nada ni en nadie y, sin embargo, confía en la hermandad real de los Seres que viven desde su interioridad, es libre y totalmente responsable de sí mismo y sólo expresa alegría incomprensible para el resto, que no desea comprenderlo, ni comprenderse a sí mismo.

Aquel que se conoce a sí mismo, camina por el mundo, deseando hacer lo necesario.

Aquel que se conoce a sí mismo, sólo sigue sus senderos profundos, y su deseo es hacer sólo lo necesario.

Aquel que se conoce a sí mismo, ya no depende de la opinión de otros Seres humanos, no se subordina ante la opinión de dios alguno: la única opinión valedera, es la de su Ser interno.

Aquel que se conoce a sí mismo, ya no huye del dolor o del placer, elije qué vida llevar en este mundo y en cualquier otro mundo, ya no necesita huir, dado que se ha encontrado a sí mismo.

Aquel que se conoce a sí mismo, sabe, hace lo necesario para sí y ante los otros, y se sostiene por sí mismo.

Aquel que se conoce a sí mismo, sigue su propio sendero; los dioses no lo perturban, los espíritus no lo inquietan, la opinión y las acciones de otros Seres no logran alterar su rumbo; sólo de su corazón brota Shraddra: es un Ser humilde.

Aquel que se conoce a sí mismo, sólo se posee a sí mismo y no depende del amor del mundo.

Aquel que se conoce a sí mismo, es en sí mismo, se respeta a sí mismo, hace, sabe, realiza, está en paz con su Ser, no deja nada sin resolver, al hacer lo necesario: es.
A aquel que se conoce a sí mismo, ya no le interesa quién fue; no confía en sus visiones; tiene su vida siempre por delante e ignora su destino; en consecuencia, lo forja desde su constante aquí y ahora, como única posibilidad; tomó conciencia de su grado real de ignorancia y eso ya no lo asusta, sino que le da paz; sabe lo que sabe y lo que no sabe y es sincero para con él mismo y los otros, y no lo oculta ante sí mismo y ante los demás.
 

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