Soplan Vientos De Cambio...


jueves, 26 de mayo de 2016

Reflexiones: "Reflexionar, Reflexión, Reflexionemos"

por Uriel

Reflexiones

"Reflexionar, Reflexión, Reflexionemos" 
 
Esta mañana decidí mantener una charla conmigo mismo, respecto del título de esta nota; sin saber cómo comenzar la misma, me arriesgué y comencé.
Yo: Todo parece derivar de lo mismo; denlo por hecho que así es. Aunque me parezca mentira, el hecho de considerar una reflexión o varias, nos invita a considerar la acción de reflexionar.
Él otro: pero ¿sobre qué deberíamos reflexionar tú y yo y el resto de la gente?
Yo: Podríamos reflexionar sobre nuestros actos en la convivencia diaria; y todo lo que ello incluye; básicamente a lo que nuestra mente nos hace pensar y hace, y si dejar de lado aquello que trasciende a nuestra conciencia personal.
Fue en este preciso momento en que me di cuenta que no estaba hablando conmigo mismo, sino con mi “Mente”. Obvio que continué con la charla, ya que es muy astuta y sagaz, y que, a la vez, es el puente que me comunica con mi ser interior, por lo tanto continué con la conversación.
Asimismo, en este diálogo, “el otro”, pasó a ser “ella”, mi mente, y tomándose un pequeño silencio, respondió interrogándome:
Ella: objetiva y precisamente ¿sobre qué deberíamos reflexionar?
Yo: Son muchas las cosas y varios los temas sobre los cuales deberíamos reflexionar. Podríamos hacerlo sobre nuestras conductas diarias, nuestros pensamientos, lo que callamos, por qué enmudecemos, por nuestra falta de alegría,… por la falta de sinceridad y honestidad con nosotros mismos y los demás, por falta de confianza y no creernos “todo”… La lista es muy larga, y muy pocas las veces que nos llamamos a sosiego para llevar a cabo tan sólo una “reflexión”.
Ella: ¡perturbas!... No sé si podré reflexionar sobre alguna de todas esas cuestiones…
Yo: fuera de mí respondí: ¡sabes qué!, son muchas las veces que decimos que vamos a reflexionar sobre tal o cuál cuestión, o bien impartimos la orden a otros para que lo hagan; pero son escasas las veces en las que lo hacemos sin tener que imponerlas a otros.
Ella: “no sé,… no sé,… es cuestión tuya”, haciéndose la tonta, respondió.
Solté una brutal carcajada, mi mente me miró asombrado, y con gran enojo la increpé:
¿Sabes por qué solemos reflexionar o hacemos que reflexionamos, tan poco y casi nada sobre las cuestiones que aquejan tanto a nuestra conciencia humana, dejando que los demás lo hagan por uno, o bien resuelvan el dilema por ellos mismos?... ¿lo sabes?...
Porque tú como yo, somos grandes “miedosos” de nuestro Ser Conciencia…
Ante semejante respuesta; no recibí más que silencio de su parte y huyó por la grieta más pequeña de mi personalidad.
Minutos más tarde, regresó, toda cohibida, tranquila y mansa, y la volví a increpar diciendo:
¡Tú!... Sí, tú… No te hagas la cobarde porque no lo eres, pues conoces muy bien todas las grietas de nuestra personalidad y a través de ella nos infundes miedos de toda clase y tamaños y después de habernos enloquecido con cuestiones, nos invitas a reflexionar sobre cuestiones banales o de poco contenido…
Ella: Sin gritarme y con firmeza me preguntó: ¿Sabes tú para que estoy y sirvo?...
Yo: tu sirves para orientarme sobre cuáles cuestiones reflexionar.
Ella: en parte sí y en parte no. Yo estoy y sirvo para que aprendas a orientarte a ti mismo y saber tener discernimiento en qué debes o no reflexionar; para que seas tú mismo, al igual que todos los seres conciencia. ¿Entendido?
Yo: Así debería ser, eso es lo que importa, tener discernimiento, justo equilibrio y devoción…
 
 

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