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miércoles, 20 de marzo de 2013

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XXIII

por Zedekiel

Dhammapada
Consejos Del Buddha

Capítulo XXIII
El Respeto

Silenciosamente, la conciencia se enfrenta al destino que ella misma se forjó, como el elefante enfrenta las flechas que parten de los arcos de aquellos, que se consideran a sí mismos como su enemigo, ya que ése es el sentido de la prueba.

El guerrero lleva un elefante disciplinado a la batalla, el gobernante lleva un elefante disciplinado a la batalla. Aquel que se disciplina a sí mismo, posee el conocimiento necesario para enfrentarse silenciosamente a su destino.

Los animales de carga son los pertinentes, si están bien disciplinados, como así también los nobles caballos de pura sangre y los elefantes de grandes colmillos; mas aquel que se adiestra a sí mismo, es de real utilidad a la labor de la necesidad de la propia conciencia.

Ningún animal de carga o vehículo podrá llevar al Ser al destino que lo aguarda; sólo el Ser, luego de persistir en una sacrificada autodisciplina de entrega y abnegación, podrá lograrlo si así se lo propusiese. Sólo de él depende y nada más.

El noble elefante, de longeva sabiduría, difícil de esclavizar, no prueba bocado cuando se encuentra encarcelado: ese elefante añora su sitio en el bosque, junto a sus hermanos de ruta en la vida.

Si un Ser se alimenta en demasía, si duerme más de lo necesario, envolviéndose en su pesar y abrumado por la desesperanza, está creando las condiciones de futuras vidas.

La mente del Ser está acostumbrada a vagabundear más allá de todo límite, mas la necesidad consciente es la de instrumentarse de ella, transformándola en un vehículo disciplinado y atento a la necesidad del Gobernante Interno.

El Ser irreflexivo no tiene capacidad para vigilar a sus pensamientos y no logra discernir lo necesario.

Si un Ser encontrara en su sendero a un acompañante prudente y probo, podría compartir la marcha con él, estableciendo una relación de sano respeto mutuo.

Si así no fuera, lo aconsejable es que, siendo leal a su sentido, continúe solo para, así, no traicionar a su sagrada necesidad interna, en bien de todos.

Es mejor permanecer en el propio sitio, no dejando que otros perturben la tarea. Lo deseable es sostener el respeto por sí mismo y por el propio sentido.

Si una ocasión así lo amerita, la necesaria amistad surgirá espontáneamente; lo necesario es gratificante, cualquiera sea su causa: produce regocijo al corazón del Ser; cinco segundos antes de la muerte, el Ser es consciente del valor de la propia vida: él sabe.

Gratificante es para el mundo que los Seres desarrollen su accionar, de acuerdo al propósito que ellos esperan de sí mismos, desde lo profundo de su Ser, sagrada necesidad.

Regocijante es el cumplimiento del deber interior, regocijante es la lealtad al Ser interno; regocijante es el ejercicio del derecho del servicio a la necesidad del otro, regocijante es el cumplimiento de lo necesario.


 

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