por Uriel
“Donde Me Lleve El Viento”
…Donde me lleve el viento,
Iré con mi bandera de mil colores,
perfumada con las fragancias
de nuevos amores.
…Donde me lleve el viento,
todos mis ideales llevaré
para que, otros miles, la posta tomen.
Y, en el interior de sus corazones,
una nueva simiente les quede.
…Donde me lleve el viento,
presente, estará mi nombre,
mis palabras y conocimiento, también…
¡Todo un sin fin de versos dolientes!
Perfumados con bálsamos y aceites,
suaves, calientes,
dulces, templados,
otros secos, fríamente.
…Donde me lleve el viento,
echaré raíces, siempre,
Para ti, para el, para ella…
A todos les entregaré un nuevo germen…
Una luz, una esperanza viviente.
…Donde me lleve el viento,
Iré con mi bandera de mil colores,
perfumada con las fragancias
de nuevos amores.
…Donde me lleve el viento,
todos mis ideales llevaré
para que, otros miles, la posta tomen.
Y, en el interior de sus corazones,
una nueva simiente les quede.
…Donde me lleve el viento,
presente, estará mi nombre,
mis palabras y conocimiento, también…
¡Todo un sin fin de versos dolientes!
Perfumados con bálsamos y aceites,
suaves, calientes,
dulces, templados,
otros secos, fríamente.
…Donde me lleve el viento,
echaré raíces, siempre,
Para ti, para el, para ella…
A todos les entregaré un nuevo germen…
Una luz, una esperanza viviente.
“La Nada y Los Tiempos De La Nada”
Espacio cósmico y sideral,
locuaz y magnánimo.
Que se agranda, que se achica
y se hace a nuestra medida.
Que escapa a toda realidad conocida.
Que abarca todo nuestro Ser,
nuestra integridad física,
alma y espíritu.
Es como el “tic-tac” de un reloj.
Que nunca se detiene.
Sigue hacia delante.
Es la sombra de nuestra
pobre conciencia humana.
Nos presiona, nos hunde y nos reflota,
sin darnos cuenta.
Nos brinda alegrías y tristezas.
Es dolor, es transformación,
es muerte, es vida,
Que renace de nuestras cenizas,
es el Ave Fénix
de nuestro Ser renovado.
Su tiempo es así…
Más no espera mucho,
para nuevamente, florecer.
Espacio cósmico y sideral,
locuaz y magnánimo.
Que se agranda, que se achica
y se hace a nuestra medida.
Que escapa a toda realidad conocida.
Que abarca todo nuestro Ser,
nuestra integridad física,
alma y espíritu.
Es como el “tic-tac” de un reloj.
Que nunca se detiene.
Sigue hacia delante.
Es la sombra de nuestra
pobre conciencia humana.
Nos presiona, nos hunde y nos reflota,
sin darnos cuenta.
Nos brinda alegrías y tristezas.
Es dolor, es transformación,
es muerte, es vida,
Que renace de nuestras cenizas,
es el Ave Fénix
de nuestro Ser renovado.
Su tiempo es así…
Más no espera mucho,
para nuevamente, florecer.
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