Sueños
El Ocultista
Caminábamos al atardecer por los arrabales de la ciudad. Llegamos a una feria de antigüedades donde había cosas de las más variadas. Él se divertía mucho hablando con los feriantes, les preguntaba cosas inesperadas y ellos no sabían qué responder. De todos modos le respondían y se entablaban conversaciones en donde no se podía distinguir lo absurdo de lo trascendente.
Luego nos dirigimos a la estación de tren, ya pensando en regresar. Entonces le pregunté de donde venía, cuál era su origen... Él me respondió que venía de las estrellas, de una estrella en particular cuyo nombre no recuerdo. Allí era un militar. Me explicó cómo funcionaban las naves de su ejército, los conflictos políticos de aquellas lejanas regiones, que allí, el espacio y el tiempo eran diferentes, pero que igualmente existían coordenadas similares y también hablamos de algunas cosas personales... Yo solamente lo escuchaba, me costaba creer que en nuestro planeta podría haber habitantes de otras partes del universo. Sin embargo, también me costaba creer que no los hubiera.
El tren llegó y cada uno se fue por su lado. La noche también había llegado, trayendo consigo la imagen de la estrellas, entre las cuales, una en particular brillaba más que las otras, como confirmando de alguna manera, las historias que me contara el ocultista.
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