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lunes, 19 de mayo de 2014

Reflexiones: "No Se Puede Amasar Fortuna Sin Hacer Harina a los Demás"

por Uriel

Reflexiones

No Se Puede Amasar Fortuna Sin Hacer Harina A Los Demás


¡Uy!, seguro que, a raíz de esta nota me podrán llover cientos de demandas por utilizar esta famosa frase de “Manolito el amigo de Mafalda”. La cual sustrajera de la tira cómica del “Genial, Quino”, su autor.
Pero, vayamos a los nuestro, mis queridos lectores.
Como uds. se darán cuenta últimamente vengo un poco sarcástico e irónico en mis notas y comentarios acerca de lo que, desde mi punto de vista, deberíamos “reflexionar”.
¿Por qué? Porque llega un momento en la vida de cada uno, en que tiene que dejar de “ser ingenuo, tonto o estúpido” y no dejarse robar la “energía esencial”, sólo para alimentar el ego de los demás, que se creen dueños de nuestra personalidad y nuestro ser interior.
Exactamente me refiero a que, aún en el mundo, quienes pertenecemos a la clase trabajadora, fuese cual fuese la o las tareas que desempeñamos, obreros, educadores, profesionales, etc., etc., pretendemos que se nos respete como tal, mediante un equilibrio justo entre lo “formal y lo esencial”, en pos de mejorar nuestra calidad de vida, no sólo en lo material-salarial, sino también en lo emocional y espiritual. Como también respetar nuestras formas de vida, sentir y pensar.
Ya que no todo es “trabajo, trabajo, y más trabajo”…. Como tampoco lo es todo estar “meditando como un yogui las 24 horas del día”.
“Es cierto, lo formal necesita de lo esencial y viceversa; pero con equilibrio, justo, sensato, sin discriminar, sabiendo establecer las diferencias necesarias para ello”.
“Lo que es justo-correcto y lo que es Impersonal-devocional”.
Nadie puede negar que lo material es una forma posible de “evolución”; también lo es lo “espiritual.
De todos modos, el “sendero o camino, se lo construye uno mismo”, a través de palabras, hechos, actitudes y acciones; tratando de evitar roces, fricciones poco convencionales entre todos los engranajes que conforman una sociedad. Y si los hubiere, casi serían lógicos, para acomodar las piezas de este gran rompecabezas.
Para concluir con esta nota nos queda la siguiente reflexión: “la Mejor Fortuna que Deberíamos Amasar”, es aquella que forjamos con nuestras propias manos, “Convirtiéndonos en Harina para Servir a los Demás”; o sea, a cada uno de nosotros mismos. ¿No les parece?
 
 

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