Cuando Se Apaga Una Luz
Cuando se apaga una luz,
Miles se encienden,
De día, de tarde, de noche
Y madrugada también.
Hay llantos.
Hay alegrías.
Sonrisas por do quier.
Hay flores, regalos y besos…
Abrazos también,
Porque una nueva luz
De vida se ha encendido.
La chispa divina se ha manifestado.
La creación se hace presente.
¡El universo está vivo!
Todo se desenvuelve como debe ser,
En su justo equilibrio…
A la vez, todo es tristeza y desazón.
Sólo flores adornan, el adiós.
Caras largas, se ven,
Llenas de amarguras,
Lágrimas colmadas de arrepentimientos…
Cuando una luz se apaga;
Sin que sepan que trasciende,
Se transmuta, reconvierte a sí misma…
Una luz se ha apagado,
Pero no la vida.
Miles se encienden,
De día, de tarde, de noche
Y madrugada también.
Hay llantos.
Hay alegrías.
Sonrisas por do quier.
Hay flores, regalos y besos…
Abrazos también,
Porque una nueva luz
De vida se ha encendido.
La chispa divina se ha manifestado.
La creación se hace presente.
¡El universo está vivo!
Todo se desenvuelve como debe ser,
En su justo equilibrio…
A la vez, todo es tristeza y desazón.
Sólo flores adornan, el adiós.
Caras largas, se ven,
Llenas de amarguras,
Lágrimas colmadas de arrepentimientos…
Cuando una luz se apaga;
Sin que sepan que trasciende,
Se transmuta, reconvierte a sí misma…
Una luz se ha apagado,
Pero no la vida.
por Azrael
Tan Sólo Adiós
Era muy fría la noche, gélida como nieve;
Aullaba la borrasca, implacable y veloz;
Y, en medio del tumulto, yo distinguí a lo lejos
A dos enamorados que se decían adiós.
La distancia no importa, yo pude distinguirlos;
Hay rasgos que están siempre y que evidentes son;
Algunos disimulan, otros los manifiestan,
Muchos rompen en llanto, pues pierden su tesón.
Hay quienes, orgullosos, fingen tanta entereza
Que, cuando quedan solos, no pueden resistir
El embate de tanta tristeza contenida
Y logran, con lamentos, a su alma compungir.
Aunque he podido ver a tantos despedirse,
A los que disimulan, y a los que firme están,
Siempre quedan misterios, enigmas sin respuesta,
Preguntas que quisiera poder yo contestar.
A veces paradoja es del falaz destino
La causa o el motivo de una separación;
Si se quisieron tanto esos que se separan,
¿Por qué, cuando se alejan, dicen tan sólo “Adiós”?
Aullaba la borrasca, implacable y veloz;
Y, en medio del tumulto, yo distinguí a lo lejos
A dos enamorados que se decían adiós.
La distancia no importa, yo pude distinguirlos;
Hay rasgos que están siempre y que evidentes son;
Algunos disimulan, otros los manifiestan,
Muchos rompen en llanto, pues pierden su tesón.
Hay quienes, orgullosos, fingen tanta entereza
Que, cuando quedan solos, no pueden resistir
El embate de tanta tristeza contenida
Y logran, con lamentos, a su alma compungir.
Aunque he podido ver a tantos despedirse,
A los que disimulan, y a los que firme están,
Siempre quedan misterios, enigmas sin respuesta,
Preguntas que quisiera poder yo contestar.
A veces paradoja es del falaz destino
La causa o el motivo de una separación;
Si se quisieron tanto esos que se separan,
¿Por qué, cuando se alejan, dicen tan sólo “Adiós”?
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