Soplan Vientos De Cambio...


miércoles, 18 de agosto de 2010

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo IV (Versos Selectos)


por Zedekiel y Azrael

Dhammapada

Consejos Del Buddha

Capítulo IV

Las Flores

(o Del Respetuoso Discernimiento Interior)

Aquel que va en busca de sí mismo debería sopesar en su justa medida: lo terrenal, la Muerte y a los Dioses mismos. Así, el buscador logrará el sentido de la oportunidad de estar frente a la prueba que el aroma de la flor le ofrece.
Así como la abeja toma el néctar necesario sin dañar a la flor, a su color y a su esencia, ni tan siquiera a su suave y sutil aroma, así el sabio, desde el sitial que ha encontrado para sí, aconseje sin producir, en lo posible, daño a otros seres, de acuerdo a la necesidad que ellos expresen.
La crítica corroe ahora, corroe luego y corroe siempre, a aquel que vive criticando. Cuídese el buscador, de que tal actitud, se transforme en costumbre. Porque tal costumbre, día con día, lo alejará más de sí mismo, no permitiéndole corregir el propio error, que es lo único que depende de sí mismo; el resto no depende de él. Así obra el honesto, dado que, solamente de él debe cuidarse, en lugar de perder el tiempo en cuestiones que no son de su incumbencia, ni proporcionan evolución a su conciencia.
Así, como la apariencia de una hermosa flor, cuyo color y refulgencia, no reflejan la propia esencia, sino la vacuidad de su desolación interior, así son las delicadas, laberínticas y dulcemente escondedoras y perniciosas palabras, de aquel que, siendo deshonesto, comercializa con el alma de los Seres, tentándolos con falsas flores y delicias aparentes, casi reales.
Mas cuando la real belleza de la flor, surge de la necesidad de su propia esencia, así adquieren peso de realidad, las palabras que brotan del corazón del Ser, que actúa de acuerdo, a su propia real nobleza interior.
La esencia en las flores, no se resiste a la suave brisa del Sentido; así, ni la rosa, ni la orquídea, ni el sencillo jazmín ceden su belleza interior, al sutil ladrón de los tesoros del reino. Tal es el aroma que exhala la esencia interior de los Seres, que con firme suavidad respetuosa, no temen seguir en el sentido, que su corazón sugiere, aún en medio de la tempestad que trata de derribar su firme, profundo y certero paso, hacia el portal de su destino, donde le aguarda lo desconocido.



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