Tai Chi Chuan
Cielo
(2da parte)
La flecha del anhelo
se dispara hacia el blanco.
El círculo perfecto,
cuyo centro está en todas partes
y su circunferencia en ninguna.
Arde el fuego,
fluye el agua,
ama la tierra,
y entre los árboles
reluce la espada.
Ocho caminos
aunados en uno
conducen al último
templo.
El venerable anciano
pacientemente espera.
El caminante se postra
ante él y le entrega los frutos
de su sacrificio:
La llave de Plata
que cura todos los males.
La llave de oro,
que abre todas las puertas.
Y la llave de diamante,
que no abre ninguna
porque nada para ella
está cerrado.
El anciano acepta la ofrenda
y todo se desvanece.
Caminante y camino
se funden en el
vacío primordial.
se dispara hacia el blanco.
El círculo perfecto,
cuyo centro está en todas partes
y su circunferencia en ninguna.
Arde el fuego,
fluye el agua,
ama la tierra,
y entre los árboles
reluce la espada.
Ocho caminos
aunados en uno
conducen al último
templo.
El venerable anciano
pacientemente espera.
El caminante se postra
ante él y le entrega los frutos
de su sacrificio:
La llave de Plata
que cura todos los males.
La llave de oro,
que abre todas las puertas.
Y la llave de diamante,
que no abre ninguna
porque nada para ella
está cerrado.
El anciano acepta la ofrenda
y todo se desvanece.
Caminante y camino
se funden en el
vacío primordial.
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