por Zedekiel y Azrael
Dhammapada
Consejos Del Buddha
Capítulo IX
No Dañar
Consejos Del Buddha
Capítulo IX
No Dañar
Si un hombre persistiera en lo correcto en forma presta, debería vigilar que su intención y sus pensamientos naturalmente se mantuvieran en ese sitial; si un Ser humano hace displicentemente lo que es correcto, su mente, juguetonamente, se place y encuentra regocijo en el dañar, haciéndole perder lastimosamente el tiempo de la oportunidad de progresar.
Al Ser humano que realiza una acción incorrecta, sólo le espera su resultado; al deleitarse por el resultado de dicha acción, sólo perderá lastimosamente su tiempo, su ignorancia se acrecienta: deja que el deleite lo turbe. No pierdas tu tiempo en él.
El Ser humano, al hacer lo correcto, no tiene necesidad de volver a repetir la experiencia. La alegría y la satisfacción humildemente brotarán de su corazón; no hay cabida para la falta; su conciencia naturalmente está en paz; no existe en él huella de preocupación ni espacio para la duda. La bienaventuranza es el resultado natural.
El Ser debería cuidarse de evitar el producir daño, como el cuidador de tesoros que, al trasladarlos de un punto a otro, careciendo de protectores, debe extremar su cautela y sigilo; como el Ser que, amando la Vida, se entrega a ella evitando la cobardía.
Aquel que no presenta heridas en su mano, puede tocar los pétalos de una planta venenosa sin sufrir daño; el veneno no lo afectará, ya que él se encargó de que sus heridas cicatrizaran adecuadamente, con respeto, esfuerzo y responsabilidad. El daño no existe para aquel que no ejerce daño alguno.
Cada cual ha de encontrar el sitio que se supo conseguir con su propio esfuerzo, para bien o para mal. Aquellos que necesariamente han realizado lo pertinente y ya no abrigan en su interior deseos de vidas futuras, ya no tienen por qué volver, si así lo decidieran.
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