por Uriel
La Sombra
En la sombra oscura de mi ser,
Se esconde la alegría
De una vida llena de pasión.
Tras la cortina
De las emociones cotidianas,
Vivo el infinito calvario,
De una muerte que no es muerte…
De una vida que no es vida…
De un sí, que no es sí…
De un no, que no es no…
Todo lo claro parece oscurecido.
Todo lo oscuro
Parece haber aflorado…
Y la vida real, nada tiene de florecido.
Sólo el árbol, que conmigo ha nacido,
Sólo él, que parece estar muerto,
Está vivo.
La Percepción
(Basado en el 1er movimiento
de la Sonata "Claro de Luna"
de L. van Beethoven)
Igual que siempre,
su rostro lucía,
apagado y triste.
En sus labios,
apenas se podía ver, dibujada,
una pequeña sonrisa.
Con su mirada perdida,
más allá, tomó asiento.
Se dispuso a esperar.
Parpadeó, dos o tres veces,
Como queriendo entrar en sueño;
hasta que cerró sus ojos.
Suavemente,
se apagaron las luces.
Se levantó el telón
en el tibio atardecer del otoño.
Entonces se dispuso a escuchar,
a imaginar, a meditar,
en cada compás,
todo lo que sus sentidos percibían.
Definitivamente cerró sus ojos.
A través de la música se dejó llevar,
primero hasta lo más profundo
de su alma, conoció la ternura,…
En ese sueño musical
Pudo conocer su espíritu,
Lo más sublime de su ser,…
Lo llevó hasta lo más alto
donde no hay límites,
entre el tiempo y la eternidad,…
De golpe descendió,
A lo más profundo de si mismo,
halló su conciencia .
Recordó su infancia,
sus sueños, sus alegrías,…
sus fantasías,…
sus tristezas.
Sus amores de tantas noches,
y de tantos días.
Lo dulce,…
Lo amargo de la vida.
Por sus pómulos
Lágrimas corrían,
Recordando al amor de su vida.