Realidades Cotidianas
Confusiones
Ante los vertiginosos días por los que a traviesa el género humano, casi sin darse cuenta, y que hoy en día le toca vivir, es muy común escuchar por todoslados que “todo está bien”, o que "nada es anormal”… y hasta se dice que, en muchos casos, hay “falta de colaboración, para muchas cuestiones que están sin resolver”, ya sean familiares, individuales o institucionales...
Pero, al observar cotidianamente, percibo que la realidad es otra, o bien muy diferente a lo que se dice y puede verse en la calles de cualquier lugar.
En lo que a mí concierne, observo, oigo y escucho grandes contradicciones, las cuales causan graves confusiones al respecto, de toda índole.
Lo que ayer se dijo, hoy se niega y mañana es algo incierto, o bien que lo que se quiso informar no era eso, sino otra cosa distinta a todo.
¡En fin!, la confusión es tal, que llega a ser enfermiza.
Como vengo tratando en una serie de notas, lo más importante, al menos en mi opinión, no es sólo aprender a discernir si realmente es nuestro yo o ser interior, o nuestra personalidad, la que se encuentra confundida, por causa de semejantes enredos a los que estamos sometidos de una u otra forma, o si bien es nuestra mente quien nos enreda y no nos permite tener un claro juicio y discernimiento.
Desde mi punto de vista, todo parece una gran paradoja, en la que siempre resulta culpable nuestra pobre “personalidad”.
¿No será qué también nuestro ser tenga parte que ver con todo ello?... ¿Podrá ser que siempre nuestra personalidad y su ser interior carezcan de sentido y de lugar ante los hechos que les toca vivir?… Todo puede ser, nunca está dicha la última palabra.
La resultante de todo esto es que la “razón”, o sea, nuestra “mente”, es quien nos gobierna y controla, simulando muchas y cientos de veces, que se encuentra enferma, confundida y dubitativa. Por lo tanto, ¿la “razón ha perdido la razón?, ¿o sólo es una apariencia más de su juego macabro?
No disiento en que existan modos diferentes de distracción para desahogarnos de muchas presiones y tensiones ante semejante desgaste diario, los cuales nos pueden llevar a padecer insomnio, tristezas, falta de voluntad y un profundo desequilibrio emocional y espiritual, apartándonos de la verdadera realidad o bien sumergiéndonos en una realidad ficticia, que no deja de ser cierta, pero que no es del todo veraz.
Siempre sostuve, y sostengo, que lo rutinario nos encajona y nos mantiene tensos o relajados dentro de los límites de la razón y de la personalidad y que, cuando todo ello nos rebalsa, carecemos, aparentemente, de las herramientas necesarias para satisfacer nuestro “sentido interno”, lo que nos lleva a enfrentar las más duras batallas “en nuestro espíritu”. Claro está que estas batallas se hallan llena de confusiones, de despojos, de desolación, tristeza y falta de voluntad… en ellas, por lo general, termina ganando la “razón, la mente; la personalidad”.
Pienso y ni siquiera opino, que la única forma en la que uno puede alejarse de todas esa “confusiones”, sin tener que apartarse, ni verse involucrado en un 100 por ciento en la realidad cotidiana, es manteniéndose en uno mismo, dentro de sí mismo, teniendo sentido de la ubicación en cuanto a lo que podamos opinar al respecto de los sucesos, buenos o malos, que nos toque vivir diariamente.
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