Tai Chi Chuan
El Tai Chi Chuan Como Drama Iniciático
(4ta parte)
El próximo movimiento en la secuencia del Tai Ci chuan es Juntar las manos. Todo en esta disciplina es literal y simbólico al mismo tiempo. En este caso es literal porque el movimiento consiste justamente en esto: en juntar las manos. Y es simbólico porque detrás de esta acción hay un movimiento del espíritu.
Luego de desplegar el látigo uno va a la diagonal del noreste y junta las manos. Esto en principio expresa la necesidad de buscar los espacios entre las cosas. Dirigir la atención al espacio intermedio entre dos puntos cardinales tiene como significado el buscar lo implícito en las cosas, ver lo que antes no se veía, aunque haya estado a la vista. Es un movimiento que desarrolla la capacidad de leer entre líneas las páginas de la naturaleza.
En una segunda instancia, luego de ir a la diagonal se juntan las manos. Una mano viene desde el norte y la otra desde el este. Cada una con su esencia se une a la otra para formar un nuevo plano de realidad intermedio. Donde antes no había nada, ahora comienza a existir un mundo, ya que cada mano representa un aspecto de la dualidad necesaria para la creación de un mundo.
Y aquí está la esencia de este movimiento: dirigir la atención hacia lo que pasaba desapercibido y formar, a partir de la unión de los dos principios, un nuevo campo de acción. La mano izquierda encarna el amor y la mano derecha la voluntad.
El Tai Chi Chuan es un camino. La Palabra Tao significa justamente eso. Hacer Tai Chi Chuan es decidir avanzar por un camino escarpado que conduce a la cima de la montaña. Pero el camino es laberíntico, por eso los movimientos realizados son acciones arquetípicas, para que puedan realizarse en situaciones difíciles, pero sobretodo en situaciones inesperadas.
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