por Zedekiel
Dhammapada
Consejos Del Buddha
Capítulo XXII
El Mundo Concreto
Aquel que se miente a sí mismo, tendrá que rever su actitud en algún momento, como así también aquel que niega un acto que sí ha realizado. Aquellos que así obran tendrán, en algún momento, que rever su actitud.
Muchos Seres que a sí mismos, se sienten como religiosos, todavía no lo son, puesto que no se han religado a sí mismos. La observancia de la ley no siempre se condice con la Ley Interna.
La religiosidad externa debería ceder un sitial de honor al Íntimo del Ser.
Ser imprudente que aún no discierne entre el amor verdadero y la pasión sin esencia, debería aprender a no mentirse a sí mismo, a no mentirle al prójimo, a aprender de esa insuficiente relación y llegar a ser más honesto con él mismo, para lograr una comunicación y una unión verdadera con otro Ser porque, si no, viviría como si estuviera muerto y ayudaría a otro a seguir sus pasos.
Existe el equivocarse y el camino de la experiencia necesaria: ambos posiblemente sean uno; existe el placer que no posee esencia. El Interno busca por caminos aparentemente ilógicos, el sendero hacia la verdad. Por lo tanto, todo es necesario.
Así como un manojo de pasto incorrectamente tomado, al tirar, daña la mano de un Ser, así la religión practicada con ligereza deja su huella en la conciencia, con la profundidad y la impronta necesaria de su enseñanza.
Un acto realizado sin discernimiento interno, una palabra no cumplida y la duda a sabiendas del error, sólo conllevan al consecuente aprendizaje, que brinda la lección de lo ya actuado.
Si algo está por ser hecho, lo mejor es que sea realizado. Que se realice. El retraso en tal proceder sólo lleva a una mayor necesidad de resolución, con el tiempo.
Una acción incorrecta es preferible a no hacerla, pues lo siguiente, aunque tarde mucho tiempo, será la toma de conciencia de tal hecho. Una acción correcta es el paso siguiente en el aprendizaje de la conciencia. Y con el tiempo el Ser comprenderá que todo es necesario.
La atención hacia sí mismo, es lo que la conciencia aconseja al Ser; la atención hacia el prójimo sería deseable luego de alcanzar el punto anterior, y no antes.
La vergüenza es parte del lenguaje del Íntimo, discernir sobre la verdadera causa, limpiaría la comprensión sobre la realidad de la esencia de lo actuado.
El temor es el instructor del Ser; deberíamos tomarnos todo el tiempo posible para observar, esclarecer y encontrar su verdadera enseñanza y naturaleza.
Si un Ser se prohíbe algo a sí mismo y, a la vez, prohíbe a otros, acrecentará la validez de la prueba de crecimiento. Sólo el Ser debería aconsejar al Ser.
Aquellos Seres que, enfrentándose a lo prohibido, buscan la verdad, seguramente la hallarán por sí mismos.