Soplan Vientos De Cambio...


miércoles, 17 de noviembre de 2010

Cuento "El Prodigio" - Capítulo II - Parte I

por Azrael

Cuento "El Prodigio"

Capítulo II

1ra Parte

Al día siguiente, Sachiel, sigilosa y sutilmente, se acercó al castillo y se colocó debajo de la ventana de Selene. Ella, como habitualmente lo hacía, estaba observando el grisáceo paisaje de la comarca. Al bajar su mirada, advirtió que Sachiel estaba mirándola. Al principio, ella no entendía por qué ese desconocido se quedaba contemplándola tan serenamente y con una sonrisa sosegada, pero luego no pudo evitar continuar esa sonrisa con una propia. Algo se estremeció en su alma, algo que no sabía qué era, pero que la iba reconfortando dichosamente. De repente, Sachiel la saludó y la llamó por su nombre. Selene se sobresaltó, ¿cómo es que ese extraño sabía su nombre? Así y todo, eso no la preocupaba. Tanto así, que mandó llamarlo y que lo llevaran a su habitación. Selene le preguntó mil cosas, desde su nombre, hasta la causa que lo había traído a ese reino. Sachiel le contó que él venía de un sitio muy lejano, donde había muchos como él y también otros seres distintos con otras obligaciones. Él había sido enviado ahí por su íntima conciencia interior y porque le habían manifestado que alguien necesitaba orientación y ayuda, lo cual él confirmó mediante su espíritu interno y acató con alegría.
Así fueron pasando los días, en largas conversaciones entre Selene y Sachiel, sin que sus padres se enteraran jamás de la presencia de él en el castillo, ya que ella pedía expresamente a sus doncellas y sirvientes que no le dijeran nada a nadie. Muchas veces, las conversaciones no eran del todo amistosas entre Selene y Sachiel, ya que éste tenía que reubicar las cosas cuando se iban del lugar donde tenían que estar. Esto incluía, a veces, elevación del tono de voz por parte de él, cosa que a Selene no le agradaba en lo más mínimo, por lo cual, en ocasiones, los encuentros duraban bastante menos de lo usual y se reanudaban días después, cuando Selene lo mandaba llamar con su simple intención de pensamiento, haciéndole saber que ella había estado mal en ciertas acciones, y pidiéndole disculpas a Sachiel, al mismo tiempo que corroboraba la veracidad de ciertos dichos de él en relación a ella.

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