por Uriel
Los 12 Arquetipos Zodiacales
Leo
En la nota de este mes conoceremos al segundo de los arquetipos zodiacales que correspondiente a la elementaridad de “fuego”.Cuando conocimos al “Hombre de Aries”, dije que la cualidad principal era la de obedecer a su “Yo Volitivo”, o sea, el de su Propia Fuerza de Voluntad. También dije que todos ellos se rigen por la cualidad que los caracteriza. Es aquella en la que enarbolan su mundo ideal; un ideal de Justicia, Moral y Lealtad. Por lo que deducimos que estos seres, les cabe la cualidad, genérica, de “Ser Justos”; pues ellos viven en el mundo o reino de la Justicia.
Se trata del signo de la modalidad de “Tamas” de la calidad de fuego.
Este signo reúne y acumula las fuerzas de la “voluntad”, madurando hasta alcanzar el grado máximo de concentración; llegando así a la máxima potencia de su propio “YO”; al punto tal de convertirlo en una forma o estilo de vida.
Para entender esto debemos partir del potencial transmisor de estas fuerzas que es el “Sol”, fundamentalmente brindado, ya que este es el centro de nuestro sistema solar.
Tratemos de buscar de aquí en adelante cuales son las cualidades del “Hombre de Leo”, en estado puro. Es propio de este ser gozar de una vitalidad sumamente fuerte y elemental, ya que es esparcida alcanzando un alto grado sobre el mundo que lo circunda, esparciendo mágicamente toda su fuerza natural al igual que el Hombre de Escorpio.
El Hombre de Leo se rodea de gustosos seres humanos sobre quienes pueda reflejar su alegría de vivir y de amar. En contraste con esto nos encontramos con un ser que interiormente es independiente respecto del mundo que lo circunda; en realidad no necesita del medio ambiente, pero si para contagiarle parte de su alegría de vivir y su amor por la vida; la cual se refleja y retorna a él como fuerza vital; algo así como “VIVIR Y DEJAR VIVIR”.
De esto resulta como característica primordial un fuerte sentir de su propio Valer, trayendo consigo mismo un alto grado de autoconciencia y de importancia de su propia personalidad. Teniendo como resultante verse o mostrarse como una persona “Orgullosa y otras veces como alguien Déspota”. Este orgullo origina un juicio contundente respecto del mundo circundante como una reacción mental de ese mundo, algo así como un acuse de recibo debido a su independencia interior. Además tiende a alejar, de esa alegría de vivir, todo aquello que le pueda causar daño o dolor a nivel psíquico.
Otra característica fundamental de este signo o bien del hombre de Leo es que no puede soportar el dolor ajeno como tampoco el propio. Por lo tanto debemos decir que este ser no es un psicólogo profundo, del ser interior del “Ser Consciente”. Lo que hace que no se destaque como un gran conocedor del hombre mismo, en cuanto a conflictos psíquicos se refiere. Este hombre lo único que considera para juzgar a los demás es el resultado final. Porque siente que lo más importante son las decisiones que se toman con Voluntad y Ética.
La mayoría de las veces aparece ante los demás como dotado de una bienhechora “serenidad” que en combinación con su propia independencia lo muestra con una marcada supremacía en lo “moral” e “indiferente” ante la crítica ajena; mostrándolo valeroso y lleno de grandeza.
No le agrada quedar en ridículo o bien que le hagan pasar por ridículo, de todos modos no significa una catástrofe para él, pasando por alto el ridículo con su buen humor, tanto el propio como el ajeno.
Ahora bien sería de importante dar a conocer en los próximos párrafos las diferencias entre el Hombre Superior o Evolucionado y el Hombre Inferior o Menos Evolucionado de Leo.
Podemos decir que el Hombre Inferior de Leo es aquel que se muestra como una persona “Frívola en Todos y Cada Uno de los Aspectos de la Vida”: Se muestra siempre rebosante en su alegría de vivir; mostrándose tendiente a eludir lo sombrío y desagradable, con afán de goce, vive constantemente a la caza de diversiones. En cuanto a sus relaciones con sus semejantes su comportamiento es como el de un gato, que busca constantemente que se lo acaricie o mime, consumiendo a sí grandes cantidades de afecto ajeno, sin sentirse jamás obligado a devolver tal gratitud o bien cuando él lo considera necesario; tomando de aquél la parte más halagadora para su auto elevación Muchas de estas actitud se manifiestan de manera muy especial en el terreno erótico. Apareciendo con una marcada tendencia a satisfacer tan sólo su propio goce, alejándose de su pareja una vez satisfecho, dejándola de lado.
Muy distinto es el Hombre Superior de Leo; digamos que es el día y la noche respecto del inferior. Para expresarlo directamente su orgullo y su despotismo se convierte en un sentimiento de dignidad humana. Su mirada “superior” respecto de los conflictos psíquicos ajenos los convierte en una especie de contemplación humorística, solícita, ya que es capaz de brindarle de buena gana toda su alegría, su propio amor, su juicio y discernimiento; con absoluta impersonalidad y hasta un amor sabio e inconmensurable. Es capaz de hacer feliz y felices aquellos seres desdichados, a los que brindaría parte su propia naturaleza solar ya que es capaz de sacrificarse así mismo por ese ideal de justicia, lealtad y moralidad; en pos que sus semejantes aprendan algo de él. Respecto de la frivolidad, del hombre inferior, este hombre evolucionado, la convierte en una actitud de enseñanza y reconocimiento en los demás la incapacidad de liberarse de aquellas bajas pasiones y los apetitos de una vida instintiva. Para liberarlo de ello habrá de recurrir a la idea de infundirle la idea del auto afirmativa de “existir”. Pues este hombre superior de Leo está lleno de aquel sentimiento del “TRIUNFO DEL BIEN, SOBRE EL MAL, LEY INMUTABLE EN EL MUNDO”.
Pero ¿cuál es en realidad su misión ante la humanidad?, ¿cuáles la misión por la que hace justicia a su alto grado de evolución? Para encontrar la respuesta debemos partir del órgano correspondiente en el cuerpo humano que es el “Corazón”; que no tiene que ver con el físico únicamente, sino, con el corazón interno, aquél que se corresponde con su potencial regente, el SOL. Del mismo modo que éste es el centro de nuestro sistema planetario, el corazón es el centro vital orgánico de nuestro cuerpo; del que proviene la capacidad de cuidar la dignidad humana, la de captar con conciencia responsable la conservación de dicha dignidad para hacer posible la evolución superior de la humanidad.
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