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miércoles, 28 de octubre de 2020

Cábala Rioplatense

Texto e Imágenes por Luciano

Trascendencia

El Árbol de la Vida es una estructura dinámica delimitada en el plano espiritual por Kether y en el plano material por Malkuth. En un primer impulso el rayo luminoso se precipita desde el plano espiritual hacia el plano material, pero luego, a través de un esfuerzo consciente y voluntario, es posible invertir el sentido de este rayo y ascender hasta la cúspide del árbol vital, donde el ser humano alcanza los límites de todo su potencial y se encuentra frente a la existencia negativa en la Nada.

¿Y qué hay más allá de la Nada?

Ex Nihilo Nihilo fit (De la Nada, Nada surge) dice una antigua máxima filosófica, enunciando en su laconismo una realidad acorde con la cosmovisión cabalística de la trascendencia espiritual. En efecto, cuando el ser humano llega al máximo de su potencial y se encuentra frente a la Nada, descubre, luego de un trabajo de adaptación, que se encuentra dentro de un Árbol de la Vida mayor al que estaba anteriormente, que era imperceptible para su nivel consciente y que sólo después de todo el trabajo realizado le es posible percibir.
El canal de conexión entre un Árbol de la Vida y otro es Daath, la sefira invisible. A partir de allí se genera la posibilidad de establecer un contacto con la nueva realidad, la cual en un principio el ser humano concebía como Nada, pero que luego de adaptarse a la nueva frecuencia vibratoria advierte que se trata de otra realidad, con otras leyes y frente a la cual debe comenzar nuevamente desde la base de otro Árbol de la Vida, en un nuevo Malkuth, que tiene un nivel de sutilidad mayor que el Kether del árbol anterior, pero que respecto de este nuevo nivel representa el estamento más denso.

Para el ser humano hay un camino arquetípico que en principio lo pone en la tarea de conquistar su propia humanidad, alcanzar su esencia, lo cual en la Cábala se conoce como el Adam Kadmon o Ser Humano Primordial. Este es el primer Árbol de la Vida que el ser debe ascender impulsado por la fuerza del rayo luminoso. Una vez alcanzada la cúspide, se enfrenta a los tres velos de la existencia negativa: Ain Sof Aur. Luego de atravesar el tercer velo viene un período de transición inefable e incognoscible, tras el cual comienzan a vislumbrarse las formas de una nueva estructura. Este nuevo nivel es el Árbol de la Vida Planetario. Llegado a este punto el ser humano actuando desde su esencia, comienza voluntariamente a formar parte de una nueva vibración desde el Malkuth planetario. No abandona su humanidad, sino que expande las fronteras de su conciencia. El planeta Tierra entonces, se revela ante él, como un ser consciente que dirige el destino de la humanidad y del resto de las especies lo pueblan.
Si ese ser humano siguiera trabajando conscientemente sobre sí mismo y fuera elevándose en las jerarquías del Árbol de la Vida Planetario, podría llegar nuevamente a la cúspide en Kether y a partir de allí se enfrentaría nuevamente al triple velo del Ain Sof Aur para vislumbrar las huellas de un nuevo estado de conciencia en el Árbol de la Vida Solar. Este ser en su evolución entraría a través del Daath planetario al Malkuth solar, recomenzando nuevamente otro ciclo evolutivo pero sin perder la conexión con los dos primeros árboles, el humano y el terrestre. El próximo paso en la evolución de este ser sería entrar en conexión con la jerarquía que está a cargo de la Vía Láctea, lo cual sería un logro extraordinario, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de la humanidad nace y muere dentro del mundo de Assiah del Árbol de la Vida Humano. Logro que sin embargo está contemplado como posible dentro de la vía cabalística, ya que todos poseemos las facultades necesarias para lograrlo, sólo que en la mayoría de la población estas facultades permanecen latentes. Si el ser humano pudiera activarlas podría entrar en contacto con la conciencia planetaria, solar y galáctica, porque esto, si bien es algo poco habitual, resulta completamente natural y acorde a nuestra esencia.

¿Pero acaso el Árbol de la Vida Galáctico representa el límite de la evolución humana? ¿Hay un Árbol de la Vida Último adonde la conciencia halle el final de su evolución?

Dentro de la tradición cabalística no se hace mención a un árbol de este tipo. El camino evolutivo de la conciencia presenta etapas arquetípicas y ciclos dentro de ciclos, pero no existe algo así como un final absoluto. E incluso tampoco se podría hablar de un comienzo absoluto. La estructura de los tres árboles entrelazados descripta anteriormente es válida como clave simbólica, pero la realidad es muchísimo más compleja. El Árbol de la Vida como arquetipo vital es una valiosa herramienta, pero el universo es realmente insondable.  

Trascender, dentro de la cosmovisión cabalística, significa expandir la conciencia accediendo a nuevas dimensiones sin abandonar el mundo material. En definitiva el valor de la evolución consciente no tiene que ver con alcanzar una meta final, como si la vida fuera una especie de competencia, sino que más bien la importancia de la trascendencia está en sintonía con un valor ético, ya que al expandir la conciencia uno también expande el espectro de sus opciones al momento de ejercer su libre arbitrio. La libertad, en efecto, está en la base de la tradición cabalística y es su joya más preciada.

Cuenta un antiguo relato cabalista que cuando Dios creó la Tierra dio a cada ser una labor particular. Pero cuando llegó el momento de asignar un rol a su última criatura, el ser humano, se abstuvo de hacerlo y le dijo: A cada ser he dado un trabajo determinado, pero a ti no te daré nada para que tengas la oportunidad de elegir. De esta manera podrás alcanzar las esferas celestiales y ser como los ángeles, o sumergirte en el barro de la materia para convivir entre las bestias.
Depende de cada uno forjar el camino de su vida.




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