Soplan Vientos De Cambio...


miércoles, 29 de enero de 2014

Tai Chi Chuan - "El Tai Chi Chuan Como Drama Iniciático" (14ta parte)

por Damián

Tai Chi Chuan 

El Tai Chi Chuan Como Drama Iniciático
 
(14ta parte)
 
La Serpiente Despliega Su Lengua
 
No tiene sentido, pensaba el viajero para sí. Ya no tiene sentido que este siervo siga aquí conmigo. Son demasiados los peligros. Si bien yo soy él y él soy yo, sé con claridad que somos distintos, aunque nos necesitemos el uno al otro. Jamás podré explicárselo con claridad, y aunque encuentre la forma sé que no me entendería.
El otro estaba al pie de un risco mirando el lejano río, como un hilo de agua tan sólo se veía desde tan gran altura.
No se hablaban, simplemente descansaban ya lejos del peligro. Ante sí había dos caminos, uno llevaba al pueblo y el otro a alguna parte.
¿Quién soy yo para sacarlo así de su vida y hacerlo mi esclavo? Seguía pensando el viajero. Busco la libertad y esclavizo a otros... no tiene sentido. A decir verdad lo único que me importa es encontrar mi verdadero origen, sólo así podré conocer mi verdadero destino. A él en cambio sólo le interesa comer bien los fines de semana en compañía de su familia y sus amigos ¿Y quién soy yo para impedírselo? Lo único que busco es tranquilidad, independencia, libertad, realidad...
De pronto un ruido se escuchó entre los arbustos del camino hacia lo desconocido, un sonido sibilante se deslizó en los oídos de ambos. Una gran serpiente apareció y se quedó observándolos. Sus hipnóticos ojos los hechizaron completamente y la serpiente podría haberles quitado la vida de haberlo deseado. Pero no fue así. Mutó su influjo y tomó el camino.
El viajero y el sirviente se miraron. Entonces el sirviente, tan sólo con su mirada le dijo: Hasta aquí llegué. No sé que buscas ni me interesa. Pero este no es mi lugar. Es muy peligroso, no estoy preparado, me aburro, no entiendo, me pierdo. Donde tú ves algo maravilloso yo no veo nada, donde tú encuentras sentido, yo encuentro sólo un absurdo. Regreso a continuar con mi vida, que ya no será igual. No todos los días me encuentro a mi mismo en otra persona. Si me necesitas sé que me encontrarás, y también sé que haré lo que digas... aunque no lo entienda.
Entonces se marchó por el camino del pueblo. El viajero lo miró y sin demora se marchó por el otro camino, tras la serpiente. La señal era clara, en ella estaba el conocimiento que tanto deseaba encontrar. Y debía ir solo. El camino que llevaba a alguna parte era su destino.

 

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