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jueves, 10 de enero de 2013

Tai Chi Chuan - "El Tai Chi Chuan Como Drama Iniciático" (3ra parte)

por Damián

Tai Chi Chuan

 El Tai Chi Chuan Como Drama Iniciático
(3ra parte)


Luego de este primer movimiento que es abrir el portal, viene una serie de cinco movimiento que tienen su correspondencia con los cinco elementos metafísicos de la filosofía taoísta: rechazar, ceder, presionar, empujar y tomar el látigo; que respectivamente se corresponden con el fuego, el agua, la tierra, la madera y el metal.
Simbólicamente lo que sucede aquí es que por medio de estas cinco acciones concretas abarcamos la totalidad del universo.
Para comprender esto de forma cabal es necesario situarnos en la fuente misma de este conocimiento arquetípico que son lo números. Aquí aparece el número cinco. Este número, por si mismo tiene sus propias virtudes. La clave numérica del cinco lo que me esta dando a entender es que mi conciencia se sitúa frente a una quíntuple división de la realidad, es el universo comprendido a través del cinco. Esto nos da el siguiente panorama. En principio podemos dividir los cinco aspectos vehiculares del universo que son: su aspecto físico (Agua.), energético (Tierra.), emocional (Madera.), mental (Metal.) y espiritual (Fuego.)
En esta secuencia de movimientos lo que hacemos de forma concreta es abrazar al universo en sus cinco aspectos, identificarnos con él desde estos cinco vehículos, mimetizándonos en el movimiento de cada elemento, haciendo de nuestro ser, el ser mismo del universo.
Ese es el arcano del Tai Chi Chuan: poder lograr una identificación total con el universo y su forma de moverse, de sentir, pensar y actuar.
El Tai Chi Chuan en su origen nace como una práctica de imitación de la naturaleza. El taoísta marchaba al bosque a encontrarse con la virginidad y la inocencia del devenir de la naturaleza. Allí encontró los símbolos sagrados de su arte, a través de la imitación de lo que percibía a su alrededor. Los elementos son los pilares vehiculares porque hay una implicancia total entre ellos, ninguno puede faltar, pues de lo contrario el universo seria distinto. Este orden universal se puede mantener gracias a que estos elementos interactúan entre sí del modo en que lo hacen a diario. El taoísta observa e imita lo que observa, y en la medida en que esta experiencia se internaliza en él, puede ir descubriendo dentro suyo los cinco elementos, el universo infinito.
No hay invención en Tai Chi Chuan, sino que hay descubrimiento. El Tao se descubre, se revela ante aquel que ha silenciado, no solo su pensamiento, sino la totalidad de su ser. Pues solo es posible oír cuando uno ha cesado de hablar, solo es posible ser cuando uno ha dejado de hacer.
El Tai Chi Chuan es un trabajo de identificación universal, donde por medio de la relajación, el equilibrio y el silencio, el practicante, poco a poco se va volviendo idéntico al universo, se va convirtiendo en el universo mismo.


 

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