por Azrael
Atrapado En La Lluvia
Capítulo V
Cuando él se despertó, no vio a Romina ahí. Se levantó y la buscó por toda la casa, pero no pudo encontrarla. No podía creer que se hubiese ido sin despedirse, después de la noche tan especial que habían pasado juntos. Se bañó y fue a su pieza, lleno de tristeza, casi con lágrimas en los ojos. Volvió a poner el mismo CD de Sinatra, pero en modo “Al Azar”, para escuchar las pistas en cualquier orden. La música empezó a sonar:
“Come fly with me, let’s fly, let’s fly away...” (“Vení, volá conmigo, volemos, volemos lejos…”)
Y entonces sucedió. Se vistió tan rápido como pudo y corrió al bar donde se habían encontrado ayer. El barman era el mismo.
—Discúlpeme, señor; ¿se acuerda de la mujer que estuvo ayer acá conmigo?
—Ah, sí. Una mujer realmente linda. Sí, me acuerdo.
— ¿La ha vuelto a ver? ¿Vino por acá, de casualidad?
—Me apena tener que decirle que no la he visto.
—Ah, bueno, perdóneme...
Salió del bar aún más triste que antes. El cielo estaba gris y con nubes negras. Estaba pasando por la disquería, cuando sonó una canción de YES:
“Take me home…make me clear…it feels so much better…take me home…to this heart of hearts…”
“When I hear the sadness of this earth time…then I take a deep breath…and I know that you understand…that you understand…”
(“Llevame a casa...aclarame...se siente mucho mejor así...llevame a casa...a este corazón de corazones...”
“Cuando oigo la tristeza de este tiempo en la Tierra...entonces respiro profundo...y sé que vos entendés...que vos entendés...”)
Volvió a sentir la misma sensación por todo su cuerpo. Fue a su casa lo más rápido que pudo. Cuando entró a su pieza, vio algo en la cómoda: era un angelito sosteniendo un arpa. Eso no estaba ahí antes. Al lado había una nota. Él la leyó:
“Gracias por lo de ayer. Gracias por ayudarme a disfrutar mi único día aquí abajo. Te voy a estar esperando. Pero no te apures. Adiós. Creé en mí...”
Una lágrima corrió por su mejilla, pero estaba feliz. Ahora entendía todo.
“Come fly with me, let’s fly, let’s fly away...” (“Vení, volá conmigo, volemos, volemos lejos…”)
Y entonces sucedió. Se vistió tan rápido como pudo y corrió al bar donde se habían encontrado ayer. El barman era el mismo.
—Discúlpeme, señor; ¿se acuerda de la mujer que estuvo ayer acá conmigo?
—Ah, sí. Una mujer realmente linda. Sí, me acuerdo.
— ¿La ha vuelto a ver? ¿Vino por acá, de casualidad?
—Me apena tener que decirle que no la he visto.
—Ah, bueno, perdóneme...
Salió del bar aún más triste que antes. El cielo estaba gris y con nubes negras. Estaba pasando por la disquería, cuando sonó una canción de YES:
“Take me home…make me clear…it feels so much better…take me home…to this heart of hearts…”
“When I hear the sadness of this earth time…then I take a deep breath…and I know that you understand…that you understand…”
(“Llevame a casa...aclarame...se siente mucho mejor así...llevame a casa...a este corazón de corazones...”
“Cuando oigo la tristeza de este tiempo en la Tierra...entonces respiro profundo...y sé que vos entendés...que vos entendés...”)
Volvió a sentir la misma sensación por todo su cuerpo. Fue a su casa lo más rápido que pudo. Cuando entró a su pieza, vio algo en la cómoda: era un angelito sosteniendo un arpa. Eso no estaba ahí antes. Al lado había una nota. Él la leyó:
“Gracias por lo de ayer. Gracias por ayudarme a disfrutar mi único día aquí abajo. Te voy a estar esperando. Pero no te apures. Adiós. Creé en mí...”
Una lágrima corrió por su mejilla, pero estaba feliz. Ahora entendía todo.
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