Tai Chi Chuan
Un Arte Solar
Se dice generalmente que el Tai Chi Chuan es un arte marcial. Eso es cierto en parte. Marte es el dios de la guerra, y en ese sentido es cierto, pues en la antigüedad los ejércitos practicaban Tai Chi Chuan justamente con este propósito. Pero si nos ceñimos sólo a este aspecto descuidamos el lado filosófico que tiene esta disciplina. Por eso es mejor llamarlo un arte solar, porque del mismo modo en que el Sol da luz y calor, el Tai Chi Chuan permite cultivar la luz del conocimiento y el calor del amor que dormitan en cada uno de nosotros. Y del mismo modo que alguien que se acercara demasiado al Sol se quemaría, sucede con alguien que se acercara demasiado a un practicante de Tai Chi Chuan; su sol interior lo quemaría, a menos que quien se acercara también tuviera una naturaleza semejante, pues la única forma de no quemarse con el fuego es siendo fuego.
Pero esto es algo natural, porque el Sol no se propone quemar a quien se acerque, sino que simplemente lo quema por su naturaleza solar. Y del mismo modo el practicante de Tai Chi Chuan no se propone quemar a quien se acerque demasiado, sino que esto sucede como un proceso más del equilibrio universal.
Por otro lado, gracias a que el Sol mantiene una distancia justa con la tierra, es que sus rayos permiten la vida aquí. Del mismo modo el calor y la luz de un practicante de Tai Chi Chuan, genera la vitalidad del ser interior, que puede expresarse en las acciones cotidianas. Y aun puede llegar a estimular la salud de los que lo rodean gracias al calor y la luz que irradia.
Todos estos procesos se dan naturalmente en el practicante, no porque los busca, sino simplemente porque al abandonarse al silencio interior, la gran fuente de donde manan todas las cosas, puede fluir libremente, y en ese fluir es que aparece la naturaleza solar.
Metafísicamente el Sol es el símbolo de nuestro espíritu individual, y del mismo modo en que los planetas giran alrededor del sol, nuestras facultades conscientes empiezan a girar en torno a nuestro espíritu interno, que es el palacio del silencio interior, donde germinan nuestros deseos mas profundos, que en su esencia última, son la expresión de nuestra necesidad trascendente.
Por eso es mejor llamarla un arte solar a esta antigua disciplina, porque en el Sol se expresa mejor el significado filosófico de este arte. Porque el Sol es el símbolo de la vida y de la muerte; y en su luz, su calor y su unidad están cifrados las tres claves fundamentales del ser humano. La luz es el conocimiento, el calor, el amor y su unidad es la columna de la voluntad, que es el motor ultérrimo de toda la creación.
Pero esto es algo natural, porque el Sol no se propone quemar a quien se acerque, sino que simplemente lo quema por su naturaleza solar. Y del mismo modo el practicante de Tai Chi Chuan no se propone quemar a quien se acerque demasiado, sino que esto sucede como un proceso más del equilibrio universal.
Por otro lado, gracias a que el Sol mantiene una distancia justa con la tierra, es que sus rayos permiten la vida aquí. Del mismo modo el calor y la luz de un practicante de Tai Chi Chuan, genera la vitalidad del ser interior, que puede expresarse en las acciones cotidianas. Y aun puede llegar a estimular la salud de los que lo rodean gracias al calor y la luz que irradia.
Todos estos procesos se dan naturalmente en el practicante, no porque los busca, sino simplemente porque al abandonarse al silencio interior, la gran fuente de donde manan todas las cosas, puede fluir libremente, y en ese fluir es que aparece la naturaleza solar.
Metafísicamente el Sol es el símbolo de nuestro espíritu individual, y del mismo modo en que los planetas giran alrededor del sol, nuestras facultades conscientes empiezan a girar en torno a nuestro espíritu interno, que es el palacio del silencio interior, donde germinan nuestros deseos mas profundos, que en su esencia última, son la expresión de nuestra necesidad trascendente.
Por eso es mejor llamarla un arte solar a esta antigua disciplina, porque en el Sol se expresa mejor el significado filosófico de este arte. Porque el Sol es el símbolo de la vida y de la muerte; y en su luz, su calor y su unidad están cifrados las tres claves fundamentales del ser humano. La luz es el conocimiento, el calor, el amor y su unidad es la columna de la voluntad, que es el motor ultérrimo de toda la creación.
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