Reportaje Profesora Ingrid
Antes de comenzar con este reportaje, quisiera hacer una breve reseña, de quién fue la profesora “Ingrid”.
De origen europeo, nacida hija mayor de 4 hermanos, de un matrimonio que llegó al país, a mediados del siglo XX.
Con gran precisión, no puedo decir como fue su infancia, niñez y adolescencia, ya que, no cuento con dichos datos; pero, a través de la confianza que ella depositara en mi, me limitaré a transcribir sus propias palabras y comentarios, como también, lo que yo conocí de ella.
Me puse en contacto con ella, cuando yo tenía 29 años, a través de mi madre, quien fuera su docente secundaria, en los años sesenta.
Fue a mediados del año 1990, estaba recién casado atravesando mi primer crisis existencial, que años más tarde comprendería, el por qué de la misma.
Fue en aquella primera instancia, cuando tomé contacto a través de ella, con la Astrología Espiritual.
Con el correr de los años, fui conociendo lentamente, a este ser de notable Luz Interior y poco a poco, me fui consubstanciando con su misión.
De sus trabajos, sus conferencias y en donde se formó, puedo decirles poco. Lo que si puedo decirles, es que cumplió con su misión; la de ayudar a “Transmutar La Astrología Concreta Racional en Espiritual”, a través de todos los estudios realizados, a miles de consultantes, acercándolos a ellos mismos, o sea, ante su propio Yo Individual.
Realizó estudios minuciosos, como también brindó conferencias de relevante importancia. Así mismo, interpretó cartas natales, a seres de toda talla y reconocimiento social, sin discriminación alguna. También tuvo la oportunidad de trabajar en el exterior, en altos niveles gubernamentales, pero su “Ser Conciencia” decidió trabajar en este país.
Fue mi educadora y mentora, como también mi guía y orientadora espiritual, con ella realicé mis estudios de Astrología Espiritual, Cabala Mística y Metafísica-Ética Integrada; también proyectamos trabajos a realizar en conjunto, los cuales estoy llevando a cabo en forma grupal.
Hoy en día ya no contamos con su presencia física, pero si con su legado y el conocimiento que me brindó; no puedo más que agradecerle por todo ello, aún cuando me hiciere falta de un buen “coscorrón” y por eso me siento digno de hacer esta nota, que me llena de alegría en mi interior.
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