Soplan Vientos De Cambio...


jueves, 27 de septiembre de 2012

Cuento: "Atrapado En La Lluvia"

por Azrael

Atrapado En La Lluvia
Capítulo II

Las horas pasaban y no sucedía nada. Se estaba preguntando qué había hecho mal cuando sonó el teléfono. Corrió a atender, casi cayéndose en su carrera.
— ¡Hola!
—Hola. Buenas tardes, ¿está Víctor en casa?
—Sí, soy yo. ¿Cómo estás, ángel caído del cielo?
— ¿Cómo supiste que era yo?
—Es fácil. La voz de un ángel es única como un diamante entre rocas.  Pero decime tu nombre; todavía no lo sé.
— ¿De verdad importa...?
Víctor se sintió muy sorprendido. Esto era algo que no esperaba.
—Claro que importa. ¿Cómo te sentirías si yo te dijera siempre “vos” en vez de llamarte por tu nombre?
—La verdad, no me importaría...
— ¿Vos escuchás lo que estás diciendo? No es lógico. Cada ser humano tiene un nombre, así que vos debés tener uno. Por favor, decímelo, ¿sí?
—OK. Mi nombre es...
El silencio llenaba el aire. Víctor podía oír sus propios pensamientos.
— ¿Sí?
—Romina. Sí, ese es mi nombre: Romina.
— ¡Al fin! Bueno, Romina, ahora que me llamaste, me gustaría preguntarte algo.
— ¿Qué cosa?
— ¿Querés salir conmigo? Vos sabés, nada formal...
—Suena interesante...Bueno, acepto. Esta noche en el bar “Todopoderoso”. Voy a estar ahí a las nueve.
—OK, te voy a estar esperando. No llegues tarde.
—No. No me perdería ese momento por nada.
—Listo. Nos vemos.
Víctor no podía creerlo. ¡Había aceptado salir con él! ¡La chica con la que siempre había soñado, un hermoso ángel disfrazado, lo había llamado! Casi tocaba el cielo con las manos de la alegría. Fue a su pieza y puso un CD de Frank Sinatra en el minicomponente.
“I’ve got you...under my skin...” (“Te llevo…bajo mi piel…”)
De repente, escuchó la canción siguiente:
“Come fly with me, let’s fly, let’s fly away...” (“Vení, volá conmigo, volemos, volemos lejos…”)
Sintió una extraña sensación por todo su cuerpo, como si alguien estuviera ahí en su pieza. Miró el reloj: eran las seis y media y el bar “Todopoderoso” estaba un poco lejos de su casa. Él nunca había estado ahí, porque era un lugar muy suntuoso y una simple taza de café podía liquidar una billetera si no se estaba preparado. Pero era un lugar muy hermoso para sentarse y charlar un rato largo. Víctor nunca creyó que alguna vez estaría ahí...y tuvo que darse una ducha y apurarse porque quería llegar ahí antes que Romina.
 
 

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