Soplan Vientos De Cambio...


domingo, 29 de julio de 2012

Sueños

por Viento De La Mañana

Sueños

El Nuevo Hogar


Voy por un camino desértico. Templos de piedra antiguos se levantan a los costados. No tienen ninguna inscripción a la vista, están sellados y es muy difícil entrar. Ni siquiera lo intento. Pienso que por algo los habrán abandonado... es mejor no profanar lo que busca la paz. Llevo puesta una túnica azul, con una estrella igualmente azul, bordada en el pecho. Es la estrella de cinco puntas, con cinco tonalidades diferentes, profundo en el centro y claro hacia la circunferencia.
Camino sin rumbo, tengo el recuerdo de haber llegado en un barco... veo cuchillos y sangre, el rostro de una mujer, cartas sobre una mesa.
A medida que avanzo el paisaje se vuelve mas tupido, hay árboles, suaves montañas y pequeños arroyos. Cae la noche y yo sigo caminando. Un cielo completamente estrellado ilumina mis pasos. Llego a una especie de aldea medieval, emplazada entre las montañas. En el centro hay una carpa, ni muy grande ni muy chica, toda llena de agujeros. Me acerco y descubro a un hombre viejo sentado frente a una mesa repleta de papeles y objetos antiguos. Es la morada del astrólogo. Esta vestido con su túnica, trabajando con algunas cartas natales. Simplemente me mira y sigue trabajando. Miro el techo cubierto de agujeros y descubro que la disposición de los mismos responde al diagrama de las distintas constelaciones celestes. Cada agujero corresponde a una estrella. Lo que al comienzo me había parecido un rasgo de indigencia, descubro que en realidad era el trabajo de mucho tiempo de meditación.
-Así es, dijo el astrólogo, con una voz mas propia del mar que de un ser humano. Fueron muchos años de trabajo diario. Fue necesario. Estas cartas ya están terminadas, dijo, y se levantó de donde estaba.
Comenzó a revolver algunas cosas y se preparó como para irse. Yo lo miré como preguntándole qué iba a hacer. Él me miro confirmándome lo que ya sabía.
-Aquí comienza un nuevo camino para los dos, yo necesito viajar, tú necesitas descansar. Ya encontraste un hogar.
Y sin decir nada más, se marchó.
Yo me quede atónito, sin decir nada. Miré alrededor. La carpa era un auténtico laboratorio, tenía mapas celestes, aparatos para medir distancias estelares, libros, gráficos, plumas, tinta y papel. Realmente estaba algo cansado de viajar, pero no me esperaba encontrar un hogar de este modo. Esta herencia era un tesoro para mi. Todo el esfuerzo de años de trabajo ahora me eran legados. Sentía una mezcla de felicidad, responsabilidad y temor, por lo que hallaría en todos esos manuscritos y gráficos alquímicos. También se me cruzaban ideas estúpidas como del tipo de que pasaría cuando lloviera, o que le diría mañana a los vecinos de la aldea. Pero inmediatamente me recosté, e  invocando al silencio simplemente me quedé mirando las estrellas a través de la carpa astronómica.



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