por Uriel
"Cosecharás Tu Siembra"
- Aquí tienes lo que has sembrado; esta es tu cosecha. Y nos lo tira por la cara.
Así y a través de un método poco convencional, muchas veces, hacia el final del recorrido, nos da a conocer, bruscamente, lo que fue hecho sin sentido, sin ética, sin moral, con bajos escrúpulos, mintiendo, ocultando, con baja responsabilidad… en fin todo lo que no nos califica como “Seres Humanos”. Pero lo peor de todo es que nos hace ver nuestro pasado inmediato para que nos reconozcamos a nosotros mismos ante esos hechos y así podamos deducir el por qué de cómo estamos hoy; en el momento que sea o al final de nuestras vidas.
Entonces, cuando ya no somos útiles y no nos queda más nada por tener o poseer, materialmente hablando, aparecen a nuestro alrededor los cuervos y los buitres que habrán de comernos vivos hasta quitarnos nuestra última gota de sangre o bien aparecerán para quitarnos del medio de su camino… “total, es un acto de solidaridad y sin compromiso que realizan por nuestro bienestar”, dicen ante la autoridad superior.
Entonces, llegado el momento, nos encontramos ante el juicio final de nuestra vida y el juez nos invita a ver en qué forma hemos desperdiciado esta encarnación en una vida sin sentido, o mejor dicho, en el sentido que le hemos dado.
Quizás, estimado lector, estas palabras suenen duras, pero es así, pues despotricamos y maldecimos muchas veces lo que nos sucede y a quienes tenemos a nuestro alrededor por su poca solidaridad y atención; pero, ¿ no nos fijamos cómo hemos sido en la vida con ellos y con nuestras cosas? ¿O sólo es la impotencia de darnos cuenta del gran desperdicio que hemos hecho en esta encarnación?...
Pienso que siempre hay tiempo, no para retroceder, ni arrepentimiento, sino, para darle algún sentido a lo que nos queda de tiempo y, por más poquito que sea, tratar de evolucionar y, al mirarnos en el espejo diario de la vida, ver qué podemos solucionar hoy, para que mañana no nos duela y lo estemos lamentando.
Por último, asumir lo que hemos sido a lo largo y ancho de nuestra vida y siendo conscientes de nuestras decisiones, porque así lo hemos querido, quizá, esa actitud sea más valerosa que el hecho de ser despreciados y olvidados o bien ser atendidos por la “herencia material que les dejamos”.
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