Soplan Vientos De Cambio...


viernes, 22 de junio de 2012

Sueños

por Viento De La Mañana

Sueños

La Base Submarina


Estoy en un submarino. Bajamos al fondo del mar a investigar algo, no sé bien qué. Bajamos cada vez más profundo, y comienzan a surgir algunos problemas. El Capitán está serio, y decidido a seguir bajando, aunque se lo ve algo nervioso. Comienzo a pensar en que tal vez este viaje no tenga retorno. El submarino comienza a tener muchos desperfectos a causa de la presión del agua, parte de la tripulación quiere regresar, pero las fallas son tantas que hacerlo podría ser más peligroso. Supuestamente estamos buscando petróleo o algún combustible similar, pero es evidente que el Capitán sabe algo que nosotros no sabemos. Surgen conflictos entre la tripulación, dudas, pero no llega al motín. Seguimos descendiendo y parece no tener fin, el oscuro fondo del océano nos traga cada vez más, como un pozo ciego, como un agujero negro...
No sé cuánto tiempo pasó, allí uno se entera del tiempo sólo por los relojes y a esa altura todos nuestros aparatos estaban destruidos. Pero en un momento llegamos a una base submarina. Era una gran estructura abandonada. Cuando bajamos no había nadie. Comenzamos a recorrer los pasillos y en una habitación, al enfocar nuestro haz de luz, sobre una de las paredes, vi cómo unos seres monstruosos hechos de huesos, se escurrían entre las grietas de los muros. Pese a esto inmediatamente nos instalamos en esa antigua fábrica. En realidad no teníamos otra opción, nuestro submarino estaba prácticamente destruido. En un momento el Capitán comienza a hablar, pero su voz se oye rara. Dice que tenemos que acampar aquí y dormir tranquilamente. No hace falta montar guardia porque este es un lugar seguro. Yo menciono lo de los monstruos de huesos, pero el lo minimiza y sigue hablando... su voz es extraña. Me doy cuenta que desde la pared uno de los monstruos de huesos lo esta manipulando telepáticamente para hacerle decir lo que él quiere. “Tenemos que dormir tranquilamente", dice nuestro Capitán, "mañana será otro día, dejemos reposar nuestra sangre así está mas fresca para las sombras que habitan este lugar... duerman tranquilos...” Está totalmente poseído. Hay confusión, nadie sabe bien qué está pasando. Mis compañeros comienzan a caminar sin rumbo, la mirada perdida, la boca entreabierta, sacan una cuchilla y se cortan las venas, al tiempo que caminan con los brazos hacia adelante como sonámbulos desangrándose. Las criaturas huesudas salen de las paredes y comienzan a chuparles la sangre. Era lo que querían desde un principio. Son criaturas débiles, pero grandes en número. La tripulación, sin ninguna resistencia, aturdidos por el miedo, entregan su sangre a estos vampiros. Han perdido la consciencia. Pero yo no me quiero rendir. Tengo dos cuchillos grandes, uno en cada mano y me defiendo a muerte. Una sombra obesa me quiere atrapar, la atravieso de lado a lado, una mujer y otro más se me tiran encima, les ensarto el cuchillo en el pecho y los arrojo al vacío. La base submarina esta hecha toda de fierros, metales oxidados. Ya maté como a cuatro de estas sombras cuando aparece Verónica, con su hija de tres años, huyendo de los monstruos. La miro a los ojos y veo que ya está infectada, pero me entrega a la niña que aún no fue tocada por estos parásitos. Me hace entender que me la lleve y la salve.
En filas camina la tripulación cortándose las venas y derramando esa sangre por los pasillos de la base.
Tomo a la hija de Verónica entre los brazos y comienzo a correr escaleras abajo. Corro, corro, corro muy rápido. Una mujer me sigue. Sigo corriendo y llego a un pequeño cuarto apartado. La mujer pasa de largo y se hace un gran silencio. La niña esta tranquila y para mi sorpresa se duerme. Es tan silenciosa como la oscuridad de esa celda. Pasa mucho tiempo. A lo lejos se oyen los gritos y las caídas de mis compañeros. Las sombras sigilosamente pasan cerca pero no entiendo por qué no entran... pasa el tiempo y advierto que se trata de un sueño. Entonces abrazo a la niña, cierro los ojos y visualizo un paisaje de montaña en verano. Veo los árboles, el agua del arroyo, el pasto... Veo cómo la hija de Verónica salta de mis brazos y se larga a correr por las praderas... Abro los ojos nuevamente y ella no está más. Pero estoy tranquilo, sé que está corriendo en aquel lugar. Ahora, ya solo, salgo de ese pequeño cuarto y me largo a caminar por los pasillos de la vieja base, con un cuchillo en cada mano, esperando que las sombras vengan a mi encuentro. “Ahora van a saber cual es el filo del camino de la navaja.” pienso mientras camino...


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