Soplan Vientos De Cambio...


jueves, 28 de agosto de 2014

Musicoterapia: Nota Biográfica → Wolfgang Amadeus Mozart (parte 7)

por Azrael

Nota Biográfica
  
Wolfgang Amadeus Mozart 
(parte 7)
 
 
“Cuénteme sobre sus hijos, Sr. Mozart.”
“Tuve seis en total, pero solamente dos sobrevivieron a la infancia. Las condiciones de salubridad en casa eran buenas, pero el tratamiento de las enfermedades en ese tiempo no era ni remotamente parecido a como es ahora. Eso produjo que cuatro de mis hijos hayan muerto en su más tierna infancia, muy pero muy pequeños.
De los dos que sobrevivieron y llegaron a adultos, Karl Thomas fue el mayor. Tenía buenas dotes musicales, con decir que se encargó de la educación musical temprana de su hermano Franz Xaver Wolfgang. Luego se fue a trabajar a Livorno, en Italia, donde estuvo a cargo de la contabilidad de un importante miembro de la Marina de ese país. Tuvo una hija, pero murió en su infancia.
Karl podría haber sido compositor si hubiera querido, pero no era su camino, porque ese camino estaba destinado para su hermano Franz.”
“Lamentablemente, su hijo Franz Xaver hoy en día es un compositor poco conocido, ¿no es así?”
“Así es, amigo. El tiempo no le hizo justicia, y sin embargo, hubo tantos por ahí que se dedicaban apenas a tomar ideas de otros, casi copiándolas en su totalidad, para luego hacerles unas pocas modificaciones y tocarlas, y pasaron a la historia como compositores célebres… En fin, no gastemos energía en ellos.”
“¿Qué destaca de Franz Xaver como persona, en principio?”
“Era un joven de un corazón enorme, y por eso sus composiciones desbordan esa energía tan subyugante de amor. Sin embargo, debo destacar que no el amor romántico, sino ese amor puro, sin segundas intenciones más que el fluir para ser llevado a los corazones de quienes escuchan sus obras.”
“Teniendo él tanta energía al servicio de la música y de la humanidad, ¿por qué cree usted que hoy está tan olvidada su música?”
“Porque en sus tiempos, más aún que en los míos, la sociedad que podía alcanzar a oír su música, estaba llena de superficialidad, banalidad, y una muy limitada capacidad sensorial… Sí, amigo, así como lo oye… Tales características abundaban entre la “alta” (y anótelo entre comillas, porque de alta tenía simplemente ese apelativo) sociedad de aquella época, y aunque las cosas no han cambiado tanto en ese sentido, lamento decir que me avergüenza que semejante gente haya tenido y tenga la posibilidad de escuchar música clásica.”
“Cuando usted se refiere a una “muy limitada capacidad sensorial”, ¿de qué habla exactamente?”
“No solamente me refiero al hecho de captar la secuencia de sonidos y descodificar lo que pudiera haber en ellos, sino  también al hecho de sentir la suavidad de los dedos del ejecutante sobre el pianoforte, por ejemplo. ¡Al pianoforte se lo acaricia, no se lo castiga! La energía que uno le transmite al instrumento se ve reflejada en la pulsación de las teclas, y éstas transmiten eso a los martillos que golpean las cuerdas. En el piano de hoy, se lo puede notar; más aún en el pianoforte de mi época y la de Franz, pero sobre todo, puede apreciarse en el clavecín. ¡¡¡Uno no puede pretender percibir música cargada de energía cristalina y pura, de un músico que en vez de manos tiene adoquines!!! ¡¡Yo preferiría sentarme a escuchar los sonidos de una obra en construcción que a ese ejecutante aplastando las teclas de un piano, pianoforte o clavecín!!”
“Voy entendiendo… Por ende, aquellas personas con limitada capacidad sensorial…”
“(interrumpiendo)…apreciarían eso como música y no como un despilfarro de ruidos sin fin… Lamentablemente es así, amigo…”
 

Cuarteto Para Cuerdas Nº 6 en Si bemol Mayor, KV 159 

Partes / Movimientos: 

1) Andante
2) Allegro 
3) Rondo : Allegro grazioso

 
 

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