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domingo, 23 de febrero de 2014

Sueños: "Apariencias"

por Viento De La Mañana

Sueños

Apariencias

Un grupo de gente iba caminando hacia el río. Era una especie de procesión. Me acerqué a una mujer y le pregunté hacia dónde iban. Ella me respondió que se dirigían a la casa del río, había una ceremonia de sanación. Me dijo algunas otras cosas que no comprendí bien. De todos modos me uní a la procesión. Cuando llegamos había mucha gente. Todos alrededor de la casa, haciendo un abrazo colectivo. Otros caminaban por el patio. Era una bonita casa. Todos hablaban del maestro, del chamán que estaba sanando a la casa. Yo quería encontrarlo y escuchar su palabra, había muchas versiones de él. Las señoras hablaban con devoción, los hombres con respeto, otros le temían. Cada cual ve lo que puede, pensaba yo, mientras seguía mi recorrido por el lugar. De pronto, en uno de los patios estaba el hombre sentado, hablando con las personas que se le acercaban. Yo también me acerqué y quise escuchar su palabra. Pero alguien me dijo que él no era, sino que estaba más allá y me señaló a un muchacho de unos veinte años que estaba solo sentado frente a un fogón. Cuando me di vuelta para ver quién me hablaba, no vi a nadie. Me acerqué al fogón y me senté junto a él. Su aspecto era de un joven, pero su mirada era de un hombre de setenta años. Había cierta tristeza e indiferencia en sus ojos. Le pregunté qué hacía. Él me respondió que estaba curando la casa. El fogón era tan sólo de brasas y había un tronco cerca que hacía humo. El me explicó que ese humo era el que curaba la casa. Pero nadie le prestaba atención, todos estaban pendientes del hombre que hablaba en el patio con aires de iluminado. Yo le pregunté por qué. Él simplemente se encogió de hombros y sonrió. Seguimos hablando del fuego y los espíritus del río, de la casa y de la maldición que pesaba sobre ella, de la necesidad de curar esa herida que en algún punto también nos afectaba a nosotros.
Todos querían estar cerca del hombre santo, pero quien realmente estaba haciendo el trabajo fuerte era aquel joven solitario sentado al costado del fogón.



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