Nota Biográfica
Wolfgang Amadeus Mozart
(parte 1)
Al lado de su sillón de madera tapizado con terciopelo azul, se encuentra un pianoforte, su preferido, en el cual compuso la base de tantísimas composiciones, luego adaptadas según la necesidad de lo que hubiese que componer como obra final. “Me molesta que hoy en día mis conciertos u otras obras para este instrumento se impriman en serie como si fueran para piano”, dice, haciendo notar su desagrado con el ceño fruncido, “pero supongo que un pianoforte en estos momentos es algo demasiado artesanal como para fabricarlo en serie… con lo cual, también tiene su lado positivo: ese instrumento solamente debería ser tocado por personas que realmente sientan la música en su espíritu. ¡Hay que pulsar las teclas, no castigarlas!”
Dicho esto, se levanta repentinamente y se sirve un poco de agua de una jarra transparente que se encuentra en su escritorio, en donde se encuentran muchas partituras.
“Muy bien, empecemos por el comienzo, aunque no sea necesario hacerlo siempre así”, dice, con una sonrisa.
“Nací en Salzburgo, como muchos saben ya. Musicalmente hablando, era la época en que el Barroco estaba dando paso al llamado Preclasicismo. Más bien, era una transición necesaria. Yo tuve como maestros a varios compositores a quienes hoy se consideran preclásicos”, afirma, mirando hacia arriba, perdiendo su mirada en la nada, o encontrándola, quién sabe.
“Perdón por la distracción… Es que estos temas de rótulos y etiquetas hacen que yo, al menos, siempre me pregunte qué necesidad hay para hacer eso. Supongo que es una necesidad mental estructurada; está bien, quien lo necesite para llegar a una comprensión mayor de ese tema, que lo haga. Y hablando de rótulos, a mí me etiquetaron por primera vez en mi más tierna infancia, al considerarme un niño prodigio. Está bien, lo acepto, en esa época e incluso en la actual, puede que haya sido y sea así. Sin embargo, cuando mi padre nos llevaba a mi hermana y a mí “de gira”, siempre la subestimaba… Si usted supiera el nivel evolutivo en materia musical de mi hermana, hoy en día yo no tendría duda de que cualquier persona con conocimientos básicos de música, incluso siendo aficionado, no dudaría en considerarla también a ella como “niña prodigio”. Pero bueno, en la época en que yo nací, los cánones existentes al respecto de la vida de las mujeres al llegar a cierta edad, hicieron que mi padre tuviera que “bajarla” de la gira a mi hermana, para que ella pudiera seguir su camino… claro, de acuerdo a la brújula de mi padre y de la época.
¡Cuánto talento desaprovechado, por favor! Y así fue que seguimos solamente mi padre y yo el camino musical que él consideraba necesario para mostrar mis dotes musicales en cortes, palacios y todo lugar donde yo pudiera mostrar mis habilidades con el violín y el clavecín. ¡Ah! Vuelvo a aclarar, en esa época yo tocaba el clavecín, NO el piano…y el violín de aquella época solamente se parecía al actual en lo superficial… Lo bueno es que el espíritu del violín barroco o preclasicista sobrevive hoy en día... Mi padre legó a la humanidad su tratado sobre la ejecución del violín; esa y otras obras similares que sobreviven hasta hoy, dan cuenta de la apropiada ejecución del violín barroco y preclásico. Estoy contento de saber que hoy en día se le presta cada vez más atención a la correcta interpretación y ejecución de obras de esos períodos de acuerdo a las técnicas de la época. No todo se ha perdido… y es más, ¡mucho está resurgiendo!”, me informa, con una sonrisa y con su dedo índice de la mano derecha apuntando hacia el techo en forma oblicua, como señalando a una sección de músicos que se aproxima a una parte de la partitura que ellos deben interpretar. (Continuará…)
Recitativo "Or che il dover m'astringe" y Aria "Tali e cotanti sono" en Re Mayor, KV 36, para Tenor y Orquesta (Cuerdas, Oboes, Fagots, Cornos, Trompetas, Timbales) [2:54]
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