Soplan Vientos De Cambio...


jueves, 29 de agosto de 2013

Cartas: "La Humildad"

por Uriel

“Poemas y Cartas de Amor Sabiduría
Para una Justa Orientación en la Vida”

7ma. Carta:
“La Humildad”

(A Mis Hijos Alan y Magalí)



(extraído del libro "Desde Lo Oculto", Título II: "A Mis Hijos")

¿Qué es la humildad?... ¿Qué significa ser humildes?... ¿Qué significa tener o poseer humildad?
¿Es una frase pensada al azar?... ¿O una frase que le queda bien a toda la humanidad?... ¿Es un adjetivo que nos califica como tal o un adverbio que nos muestra tal cual somos realmente?...
Para hablar, discutir o polemizar antes debemos saber o al menos conocer qué es la soberbia; realizando una autocrítica  de nosotros mismos; de nuestras conductas y de nuestro modo de ser ante los demás.
¿Existe una mecánica o fórmula para ser humildes?
Pienso que no existe ninguna formula matemática o científica que nos diga cómo poder ser humildes o adquirir humildad. La única forma posible es aquella de ser uno mismo. Para ello debemos conocernos bien a fondo y manifestarnos tal cual somos. La cuestión es ¿cómo? y por dónde comenzar.
Lo primero que se me ocurre es tratar de silenciar nuestra mente; difícil tarea pero no descabellada. Otra posibilidad es escuchar con delicadeza las necesidades de quienes tenemos a nuestro lado. También aprendiendo a escucharnos a nosotras mismos… De esta forma habremos dado un gran paso hacia nuestro objetivo, habiendo aprendido a respetarnos y a respetar a los demás.
Podemos serlo en lo material, en lo concreto; en lo instintivo; en lo emocional; en lo intelectual; en lo espiritual… En todos y en cada uno de nuestros niveles concientes… Podemos llegar a ser, “Humildes de Verdad”… Se puede “Tener Humildad”, al proceder, con decisiones firmes y gentiles, sin tener que abusar de la bondad ajena. Pero se posee, “Humildad” cuando en nuestras palabras, en nuestras actitudes, en nuestros gestos, en nuestro modo de ser, nos mostramos tal cual somos; sencillos sin ostentación de nada y sin sonrisas falsas. Aunque, para quienes estén a nuestro alrededor, sea muchas veces lo contrario.
No sólo es humilde, quien nada posee en lo material, ni tampoco el rico o el millonario que puede poseerlo todo. La humildad no es algo que se adquiere mendigando, ni tampoco se compra con tarjetas de crédito, de paseo por el Shopping.
En todo caso es algo que se adquiere casi sin esfuerzo, pero forjándola diariamente; ya que se moldea como el acero o el más fino cristal, hecho de arena. La humildad es firmeza interior; suavidad en lo gestual; corazón en la decisión necesaria, devoción ante el hecho solidario y un claro criterio de lo que es ser justo.
No alcanza con una vida para tenerla o poseerla, ya que siempre se vuelve a comenzar desde otro escalón de la vida, que no es siempre el mismo…
Ser humildes nos exige ser responsables, criteriosos, tolerantes, sinceros y honestos. En ella no tiene cabida la Soberbia, la Altanería, el Menosprecio por los demás ni la Codicia.
Ser humildes o bien poseer humildad es un estilo de vida. El que, se haya arriesgado a serlo, habrá crecido mucho en conciencia y podrá poseer mucho más.
 

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