Soplan Vientos De Cambio...


miércoles, 26 de octubre de 2011

Dhammapada: Consejos Del Buddha - Capítulo XI

por Zedekiel y Azrael

Dhammapada

Consejos Del Buddha

Capítulo XI

Vejez

En este mundo donde reina la tristeza, el desasosiego y la normalidad, dime, ¿por qué no intentas luchar en defensa de la verdad que te acerque a una realidad sincera?

¡Observa tu tonto disfraz, con heridas aparentes que no convencen a nadie, armado con descuido por un sastre desprolijo, cúmulo de enfermedades que empalidecen tu corazón y lo avergüenzan de tal desidia ante tu cobardía de vivir, revoltijo de muchos pensamientos que carecen de coherencia, pueriles, insustanciales, fingiendo debilidad, despreocupándote de tus responsabilidades íntimas, habiendo perdido el control de tu propia vida, exigiendo de los demás soluciones que no ofrecen respuesta válida, a la renuncia de la búsqueda del propio Ser!

Nuestro cuerpo, cúmulo de enfermedades y desperdicios, indecisiones, irresoluciones, nos hace vagar por el mundo como si ya estuviéramos muertos, gracias a nuestra entera irresponsabilidad y nuestra pérdida de Sentido Vital.

Mira esos huesos blancos, ¿qué disfrute hay en mirarlos? Semejan calabazas arrojadas desde la planta, que carecen del nutriente vital, que ella antes le brindaba.

Al darle suprema importancia al cuerpo formado por huesos, sangre y carne, este pensamiento hace que uno olvide que en él moran la vejez y la muerte, el orgullo y el engaño.

La destrucción alcanza aun a las esplendorosas carrozas de los reyes, de igual forma, el cuerpo también espera su ocaso, sólo los valores reales sobreviven a tal destrucción, - así los justos aconsejan a los buscadores.

El Ser que poco se esfuerza, poca comprensión obtendrá; envejece como un buey; su cuerpo se desarrolla, mas su conocimiento no crece en igual ritmo.

Buscando al hacedor de este tabernáculo, el Ser atraviesa, en el curso de su experiencia, un sinfín de encarnaciones, mientras no lo encuentre; siendo doloroso el nacimiento, repitiéndose una y otra vez. ¡Pero ahora, hacedor del tabernáculo, te he descubierto! No te daré la posibilidad de volver a construir el tabernáculo. Ya tu cárcel no puede detenerme; las estructuras que fabricaste, a partir de ahora carecen de sentido. La conciencia, en su búsqueda de lo eterno, ha logrado esfumar el deseo de manifestar lo temporal.

Los Seres que son indisciplinados en el acontecer de sus vidas, y no han ganado tesoros en su juventud, perecen como garzas viejas en un lago sin peces.

Los Seres que son indisciplinados en el acontecer de sus vidas, y no han ganado tesoros en su juventud, yacen, como arcos rotos, suspirando por el pasado que ya no existe.

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