Soplan Vientos De Cambio...


sábado, 9 de octubre de 2010

Tai Chi Chuan - "La Tormenta de Santa Rosa"

por Damián


T'ai Chi Ch'uan

La Tormenta de Santa Rosa
 
Es invierno. Hace frío, llovizna y hay mucho viento. Tengo que ir a la clase de Tai Chi Chuan. Encima hacemos al aire libre. Lo normal sería que me quede en mi casa, completando uno de los tantos trabajos atrasados que tengo para hacer, mientras tomo unos mates al calor de la estufa, o quedarme leyendo o haciendo alguna cosa, o simplemente quedarme junto a la ventana, viendo como el viento arrastra las hojas muertas del invierno. Pero mientras pienso todo esto, sin advertirlo, mi cuerpo ya se está poniendo el abrigo y salgo disparado a la calle. El viento amenaza con destruir mi paraguas a cada paso, hay árboles caídos que cortan el tránsito, la ciudad está desierta, y los negros nubarrones asemejan una prematura noche, siendo apenas las cuatro de la tarde. El camino se hace pesado. Sin embargo voy seguro de lo que hago. Aprender la forma se volvió casi una obsesión, aunque la forma correcta de expresar este sentimiento sería una férrea determinación de mi necesidad interna, lo cual está muy lejos de la patología llamada obsesión. Cuando llego al lugar, encuentro como siempre al instructor y su esposa, sentados en el bar cercano tomando un café, sonrientes y sin preocupaciones aparentemente. Eso siempre me llamaba la atención, siempre estaban de buen humor. Ella también participaba de las clases. Entré, saludé, conversamos un rato y luego salimos para iniciar la clase. El viento era frío y la llovizna molesta, los árboles se agitaban como queriendo huir de su lugar, en busca de algún refugio. Iniciamos la clase. La forma fue rápida. La repetimos varias veces. Afortunadamente el edificio que estaba al lado nuestro nos resguardó del viento y la llovizna, de modo que solo tuvimos que lidiar con el frío, que luego de empezar no fue tanto. No había nadie a nuestro alrededor, apenas dos o tres que cada tanto cruzaban cubriéndose las cabezas, en busca de resguardo. Al terminar la clase vino la ronda de preguntas. Yo no pregunté nada en concreto, pero hice un comentario respecto del clima, a lo cual el instructor sonrío y luego dijo:
-Bien, un día como hoy nos da la oportunidad de ampliar un poco más el concepto de lo que significa una Práctica de Tai Chi Chuan, ya que es evidente que no se trata solamente de una secuencia de movimientos comprendida entre dos árboles…. hay algo más. Cuando usted estaba en su casa hoy, dijo dirigiéndose a mí, seguramente dudo si venir a clase o no, pero venció a la duda y vino igual. En ese momento usted comenzó a entrenar su voluntad, y descubrió, consciente o inconscientemente, que para vencer a la duda es necesaria la voluntad. Y luego en el camino, a pesar del temporal y las dificultades, siguió avanzando. Y allí comenzó a entrenar su perseverancia. Y una vez que llegó aquí, realizo la práctica formal completando el ciclo. Ahora descubre usted que tiene disciplina, porque es capaz de fijarse un objetivo, emprenderlo por medio de su voluntad, perseverar en su realización, y concretarlo. La lluvia y el viento para usted el día de hoy fueron NADA. Usted descubrió que apoyándose en su Voluntad, vence la duda y cumple sus objetivos, y el mundo externo no puede detenerlo, porque en su voluntad descansa un poder mayor al de cualquier agente exterior. De ese poder interior que reside en usted, gracias a este “mal tiempo”, hoy ha tenido una pequeña muestra, pero ya empieza a vislumbrar que su límite es insondable, y así el mundo entero se derribara en sismos catastróficos, si usted actúa impulsado desde su voluntad, puede estar seguro de que el mundo desaparecerá, pero usted permanecerá en pié.
-Pero entonces, dije yo, mi práctica del día de hoy no empezó cuando llegue acá, sino que ya había comenzado desde el momento mismo en que cerré la puerta de mi casa para venir hasta acá.
-Claro, dijo él, allí comenzó la clase, porque cuando usted cerró la puerta de su casa, ya tenía un objetivo interno, su objetivo era el Tai Chi Chuan, y al evocarlo en su interior, ya había comenzado a practicarlo. El arquetipo de la forma se activo en usted, se centro en el elemento fuego, que es voluntad, y en su trayecto hasta aquí, vino haciendo el movimiento de rechazar, pues eso fue lo que hizo con la tormenta, la rechazó, se abrió paso entre la tempestad y llego aquí, sano y salvo. Como verá, esta disciplina no es mera técnica, es algo más… que usted se irá dando cuenta en la medida en que vaya adquiriendo experiencia, porque Tai Chi Chuan, tampoco es libro.

La conversación continuó. La clase terminó y retomé el camino de regreso. Cuando llegué a mi casa encendí la radio y me enteré que ese día había pasado la tormenta de Santa Rosa, y a eso se debía tantos árboles tirados, tanto viento y frío. Me quedé pensando en el poder de la voluntad, y en si realmente era posible que el mundo entero se destruyera y yo quedara en pie, si me apoyo en mi voluntad… En su momento me pareció un poco exagerado, como todas las cosas que decía el instructor, pero luego me di cuenta de que eso era cierto, ya que no existe solo un mundo en el universo, sino que millones de mundos nacen y mueren a nuestro alrededor, constantemente, a cada segundo.

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