Por Zedekiel
Sentido
Otro ser abre la puerta y lo recibe, dos miradas se cruzan; las personas se saludan, el encuentro se produce. ¿Por qué? Todavía está muy lejano el porque, no obstante los hechos se suceden
Encuentros que se buscan, casi sin saberlo. Rostros nuevos, vivencias que van aflorando, casi sin explicación.
Necesidad de acercamiento y repuesta, que el alma espera y brinda.
Desencuentros. Seres que no llegan. Otros que se van.
La razón no alcanza a dar respuesta a todo.
La sed aumenta, al igual que el desasosiego.
Sin embargo el protagonista insiste, algo le dice desde el silencio profundo y la irracionalidad de los sucesos, que todo está donde tiene que estar, que no necesita explicación, ni ser entendido.
¿Podrá confiar en si mismo?
¿Se atreverá a seguir adelante?
Entre lo esperado y el ser, sólo media la paciencia auxiliada por la perseverancia. Y ese sentido que sólo se puede sospechar, tenue, silencioso, como agazapado y esquivo, nunca lo abandonó.
Si no lo notó, fue porque no le dio la suficiente importancia.
El sentido nunca dejó que se extraviase, ni aún extraviado dejó que se perdiese.
Difícil es explicarlo. Difícil es compartirlo. Difícil es aceptarlo. Lógica sin lógica. Razón sin razón.
Presencia constante, casi imperceptible. Leve, pero nunca ausente.
Sentido, del Sin Sentido.
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