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domingo, 11 de diciembre de 2016

Arte Dionisíaco: "Liturgia Dionisíaca"

por Viento De La Mañana

Arte Dionisíaco

Liturgia Dionisíaca

En la antigua Grecia, mucho antes de que Atenas sea el centro neurálgico de la ciencia y el arte, los ritos en honor a Dionisios ya eran celebrados. Los rituales se realizaban de noche, en medio del bosque a la luz de la luna llena. La danza, la música y el vino formaban el trípode básico a partir del cual se hacían estas reuniones. El motor de todas esas orgías era la celebración de la unidad universal, en consonancia con la muerte y la resurrección de Dionisios.
Esta primitiva celebración se fue transformando hasta adoptar la forma de lo que aquí se conoció como el teatro griego, tanto en su aspecto de tragedia como de comedia. Derivaciones éstas de la liturgia dionisíaca, porque en este tiempo primitivo, en muchas ocasiones los participantes embriagados por el soplo divino del dios, incurrían en los actos más violentos, llegando incluso al desmembramiento de algunos de los participantes. La comedia se deriva del aspecto festivo de este antiguo rito, y la tragedia del aspecto más oscuro del mismo. Digamos que, antiguamente, la liturgia dionisíaca comenzaba como comedia, pero muchas veces terminaba como tragedia.
Aquí reside justamente el secreto de la liturgia dionisiaca. Porque, si bien los documentos
se conservan del pasado nos dan una idea de cómo se realizaban los rituales en aquella época primigenia, y más acá en el tiempo aún se conservan tragedias y comedias enteras, eso no basta para que nosotros sepamos a ciencia cierta cómo ha de realizarse el ritual. Es decir: de nada sirve repetir una ceremonia antigua porque quizás fueron efectivas en esa época: nada nos asegura que lo serán ahora. Es más, cabe pensar que no han de serlo, porque un ritual debe expresar algo real, y por lo tanto presente.
De modo que es necesario actualizar la liturgia a la forma contemporánea. Porque si es necesario que el teatro exprese una realidad interior, esa realidad debe pertenecer al presente. Por lo tanto, no sirve de nada interpretar Las Bacantes de Eurípides con la intención de respetar los códigos de la antigua Grecia, sino que más bien, en todo caso, lo más real sería reinterpretar Las Bacantes con un lenguaje actual e imbuida de contemporaneidad.
Es que la sociedad cambia, y el ser humano junto con ella se transforma, y si el teatro ha de expresar la realidad, debe pues expresar la realidad de su época.
Por otra parte, si bien hay cosas que cambian, hay otras que permanecen, como por ejemplo el baile, el canto y el vino. Son esas las herramientas arquetípicas de este ritual perpetuado en el tiempo, los elementos esenciales de la liturgia, de los que sí podemos valernos al momento de realizar una puesta en escena, bajo este concepto teatral.


 

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