El Camaleón
Muchas veces, digamos que diariamente, en el ámbito en el cual nos desenvolvemos y llevamos a cabo nuestras tareas, se encuentra aquel ser, que sufre o padece el síndrome del “Camaleón”.
Es un ser bajo, ruin, que por lo general se presenta muy amigable, simpático y de confiar y extrovertido. Siempre está dispuesto a ayudar al prójimo, al compañero de trabajo; pero detrás del tocado, se esconde su falsa personalidad; se halla un alma despiadada, a la cual lo único que le interesa es cómo satisfacer su propio ego y vivir una vida “cómoda y fácil”; viviendo así una vida prestada y no la propia. Obvio que siempre se ocupa de hacer algo, pero a costillas del esfuerzo de los demás.
Haciendo honor al reptil que le da su apodo, se puede decir que, para no ser descubierto por su fuente de “alimento”, se mimetiza según la ocasión, le sea adversa o favorable; se reviste de la vida del otro o de los otros que le rodean o comparten su vida y cuando es descubierto huye velozmente para no ser herido de muerte.
Por lo general se caracteriza por manifestarse como un ser leal y fiel a quien le proporciona su subsistencia, sea, techo, trabajo, una amistad, etc., Vive siempre alerta en pos de captar o de sacar la mejor tajada de toda discusión; le agrada el chusmerío barato, es un gran adulador; dado que es un gran sembrador, sembrador de cizañas, de las cuales se beneficia saliendo airoso de toda pelea.
No es fácil ni difícil detectarlo, basta con estar atento a sus actitudes; siendo su principal error el tener doble cara, tampoco es necesario prestarle mucha atención para descubrirlo ya que, de tanto mentir u ocultar deja cabos sueltos que lo delatan, lentamente, pero lo delatan.
En definitiva, estimado lector, tenga cuidado, esté siempre atento, sin volverse loco, pues en todos lados se haya un “Camaleón”, en la familia, en el trabajo, en una mesa de amigos, en el gobierno, en todos lados, esperando vivir de ud. o de quien sea.
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